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      Este día se encontraba en su jardín nuevamente, quitando las yerbas que salían alrededor de sus flores.

— ¡Luzuuuuuuu!

     Levantó la mirada, siendo lo primero que vio la sonrisa del azabache. Sonrió de igual manera, feliz de verle.

— Auroncito.



    Despertó, sintiéndose desorientado, confundido a más no poder. ¿Dónde estaba? En definitiva, no era su casa, porque había rayado el techo.

     Miro a su alrededor, notando a Rubius dormido con la mitad del cuerpo encima de un sofá y con las piernas fuera de este. Entonces recordó, anoche habían tenido una fiesta en casa de Vegetta.

     Otra vez más, quedó enojado con todo el mundo por el resto del día. Hasta que llegó a su casa y finalmente recordo, había llamado al azabache Auroncito.

— Con que se llama Auron, ja, bonito nombre.

     Manolo agradeció a los dioses porque su humano por fin estuviese feliz luego de llegar a su casa con un aura de querer matar a todo el mundo por quitarle algo preciado para él.

¿Un sueño o algo más?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora