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      Luzu sonrió feliz al notar como el hombre de baja estatura se adentraba a su hogar.

— ¡Luzu! ¡Aquí estás! Te estuve buscando por todos lados. ¿Acaso te escondías de mí?

— Imposible Auroncito, sabes que preferiría morir antes que estar sin ti.

    Ambos rieron ante el comentario del castaño.

— Estuve preparando todo para nuestra cita.

— ¡Entonces me muero por ver qué preparaste!

    Lo guío feliz hasta una parte en su patio trasero, donde había preparado todo para tener una cena romántica a la luz de la luna.

— Luzu, mi niño, esto es tan hermoso.




    Luzu se sintió tan enojado con el mundo al abrir los ojos justo cuando el azabache se giró a verle con una gran sonrisa en la cara.

    De mala gana se levantó de la cama, yendo a paso lento hasta la puerta de su casa que se encontraba siendo golpeada bruscamente.

— ¿Se puede saber porque tardaste tanto?

— Cállate Rabis, son las 6 de la mañana y es sábado, tengo derecho a estar durmiendo aún si quiero.

— No me interesa, me prometiste que hoy me ayudarías a juntar cosas para hacerle un regalo de cumpleaños a Mangel.

— Déjame me cambio y voy.

🍯

    Al llegar a su casa Luzu se baño y cambio. Luego salió a cenar a la luz de la luna, tratando de imaginarse al azabache de baja estatura junto a él, como en el sueño.

— Realmente deseo que esté aquí. No sé quién es, ni de dónde lo conozco, pero siento que pertenezco a él...

   Le dijo a la luna, con esperanzas de que ella pudiera ayudarlo.

   Al día siguiente, las flores que Luzu planto, florecieron todas.

¿Un sueño o algo más?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora