♔ Capítulo XIX ♔

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Charles y yo soltamos el seguro de nuestras Beretta a la vez cuando estamos en la misma habitación. 

El castaño se observa en silencio antes de bajar el arma y mirar con preocupación el hecho de que estoy sola.

—Creí que estabas en el hospital.

—¿Y yo que estabas en Italia con mi hermano? 

—Tú eres mi prioridad. 

—Quiero toda la información de la madre de los Sinclair. —exijo molesta.

—Primero saludame, Zakharova. —se acerca quitándome el arma y arrojandola al sillón de cuero café. —¿Qué sucedió?

Me sobo la nuca cuando el dolor que he tenido por semanas se hace presente nuevamente y acomodo la cabeza sintiendo total incomodidad con el cuello ortopédico.

—¿Eres sordo? Quiero toda la información de la madre de los Sinclair.

—¿Él te lo pidió? —Toma mi mano y me lleva al sillón.

—No. 

Suelto con seriedad sirviendo una copa de jack Daniels. 

Me acomodo en el escritorio de mi abuelo acomodando el cuello ortopédico de nuevo. 

El choque en auto no me duele tanto como lo que lo ocasionó. Recordar que Emiliano se acercó a mí para averiguar de su madre y se atrevió a jugar con lo que siento por él solo para que le diera toda la información de mi abuelo de primera mano me hace sentir herida, humillada y estúpida. 

—Cuéntame. —pide Charles buscando en la biblioteca frente a mi no se que mierda.

—Le dije que lo amaba desde que era una cría y le propuse matrimonio. —acabo el liquido de mi vaso para volverlo a rellenar. —Segundos después me enteré que solo se acercó a mi para que le diera respuestas de su madre.

—¿Tú?

—Soy la única aparte de ti con acceso a todo lo que mi abuelo dejo en esta isla. 

—¿Qué harás?

Mis ojos se encuentran con los de Charles, con él es con el único en el mundo que aprendí a controlar mis impulsos incluso cuando me estoy muriendo por dentro. Él me enseñó que mostrarle tus sentimientos al enemigo es darle un punto por donde atacar.

—Le daré lo que quiera. 

—¿Luego?

No respondo. 

Si soy sincera no he pensado que pasará después pero lo que tengo claro es que no dejaré que nadie me vea la cara de mi. 

—La madre de Emilio y Emiliano Sinclair los abandonó cuando ellos tenían dos años. —explica Charles a medida que paso las hojas de la carpeta. —Tenía un amorío con mi padre. 

Era una mujer realmente hermosa, ojos dorados como los de Emiliano y cabello negro como Emilio. En las fotografías se puede ver a la mujer de blanco tomada de la mano del guapo Robert Sinclair. 

Avanzó en las fotografías y la mujer aparece cargando a sus dos hijos con una sonrisa pero la expresión del abogado es de amargura.

—Ambos conocimos a mi padre, le gustó la mujer está le pidió que la llevara con él y lo hizo. Vivió en isla Dusmurk por años hasta que tu abuela lo descubrió. 

—¿Mi abuela la asesinó? 

Suspira. 

—Lo intentó pero Bernard fue más hábil y la hizo pasar por muerta. —explica. —Ahora ella vive en Cartagena con una feliz cuota mensual que yo le envío por la última voluntad de mi padre. 

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