XVI. Haruko

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Haruko, su nombre era Haruko.

Haruko, la chica de su clase que se sienta frente a él.

Haruko, la chica con la que veía a Shoyo de vez en cuando en los recreos.

Haruko, la delegada de la clase que lo había ayudado a estudiar.

Esa Haruko fue siempre la que le escribía.

Haruko, cuyo significado es "nacida en primavera".

La chica que lo amaba era ella, y el no podía estar más feliz de que así fuera.

Aunque Kageyama no sabía quien era antes, la forma en que ella pensaba de él y hablaba con el por medio de sus cartas era suficiente para que el también se enamorara.

Kageyama corrió por toda la escuela buscándola, hasta encontrarse con Hinata dónde le preguntó si sabía dónde estaba.

Siguiendo las indicaciones del más bajo, corrió hacia el patio trasero de la escuela donde estaba el cerezo, y allí estaba ella, esperándolo, con un ramo de pensamientos multicolores en mano.

"¡Haruko!" Gritó Kageyama, la chica se dió vuelta y el corrió hacia ella para abrazarla.

"Toma este ramo y está carta. Leela ahora, por favor." Pidió Haruko a Tobio.

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Kageyama Tobio, tu eres a quien amo, a quien debo mi corazón.

Por ti he llorado y contigo he reído.

Por ti me he muerto de celos y sin embargo no podía decir nada, porque no somos nada.

Quería darte estás flores hace tiempo. Son pensamientos multicolores, significan que quiero que pienses de mi como yo pienso de ti.

Quiero que me ames de la misma forma en que yo te amo, quiero que me veas de la misma forma en que yo te veo a ti, quiero que le hables a los demás como yo hablo de ti. Mi mente y mi mundo giran en torno a ti.

No tengo idea de como pasó ni tampoco cuando, solo se que un día ya no te veía solo como un compañero más de clase, sino que al verte mi corazón latía muy fuerte y mi rostro se acaloraba.

Verte conversar con otras chicas me enfurecía mucho y me llenaba de celos, y era un sentimiento que odiaba porque no me perteneces, ni estás cerca de que así sea.

Te amo tanto, Tobio. Realmente no sé si dimensionas lo mucho que me enloqueces. Nunca me había sentido así con nadie, nunca me había gustado tanto alguien... Es que tú no me gustas, yo estoy enamorada de ti. Y me encanta que así sea.

Estoy enamorada de Kageyama Tobio, estoy enamorada de ti.

Probablemente tú no sientes lo mismo pero quería decírtelo, necesitaba sacarme este sentimiento de mi pecho.

Lamento que está confesión sea tan cliché y cursi, y lamento que debas saber cómo me siento por medio de una carta y no sea por medio de mi voz.

Te agradezco por tomarte el tiempo de leer mi confesión.

-Te ama, Uchiyama Haruko.
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Kageyama terminó de leer y con lágrimas en sus ojos, y sus mejillas enrojecidas por el rubor que le causaba la vergüenza de la confesión de Haruko, la miró, detenidamente.

Miró cada facción del rostro de la fémina, sus ojos, sus cejas, sus pestañas, su nariz, y por último sus labios.

Aquellos labios, los cuales también había visto cuando habló con ella anteriormente, pero que no lo hacían sentir lo mismo que en ese momento sentía. Ese deseo carnal de besarla tan fuertemente que ya no pudieran sentir nada.

Poco a poco, Kageyama se acercaba más y más a ella, con pasos lentos. Cuando ya estaba más cerca, extendió sus brazos y la empujó hacia él para abrazarla. Con una mano sujetaba su cintura y con la otra subió su mentón para que lo mirara.

Hicieron contacto visual por unos segundos, los ojos marrones de Haruko lo hipnotizaban y sucedía lo mismo con ella, pues no podía evitar perderse en la belleza de la mirada del más alto.

Mientras se miraban, Tobio acercaba cada vez más su rostro al de la chica, y cuando estaba a solo unos milímetros de ella y ya podía sentir sus respiraciones entrelazarse, su mirada dejó sus ojos y se quedó en sus labios, la mano con la que sostenía el mentón de Haruko se posó en su mejilla e hizo el último impulso que faltaba para juntar sus labios.

Era un beso suave, uno que los dos estaban esperando y al cual se acostumbraron de inmediato. Sus labios combinaban perfectamente y el ritmo en que se movían era perfecto también.

La mano que Tobio tenía en la cintura de Haruko bajó hacia su trasero, pero sin llegar a tocarlo por completo, y el agarre del abrazo de ella se intensificó.

Se tuvieron que separar por la falta de oxígeno, y al hacerlo ambos se miraron, sonrieron y juntaron sus frentes mientras reían.

"Yo también te amo, Haruko. Quiero amarte tanto como me amas tu a mi. Por favor permíteme que así sea. Permíteme ser tu novio." Imploró Kageyama a Haruko, mientras la abrazaba con fuerza y la miraba a los ojos.

La más baja comenzó a llorar, no pensó que sus sentimientos llegarían a ser correspondidos, después de todo, no había pasado tanto tiempo desde que había comenzado a mandarle cartas. "Tonto. Tobio, tonto. Ni siquiera deberías pedirme ser mi novio. Es obvio que quiero que lo seas." Rió Haruko, antes de volver a besarlo, esta vez fue un beso más corto e igualmente suave, pero que ambos disfrutaron de la misma forma.

Luego de convertirse formalmente en novios, Haruko acompañó a Kageyama al gimnasio para que fuera a entrenar, allí estaban todos esperándolo. Al verlo entrar junto a ella se sorprendieron y más grande fue la sorpresa cuando al despedirse, la chica dejo un beso en sus labios.

Hinata quien veía todo desde lejos, simplemente se limitó a sonreír y pensó para si mismo que estaba muy contento por ambos. Le hacía feliz ver a su amiga con la persona que ama. "¡Kageyama, si le haces daño no te lo perdonaré!" Gritó, y el de ojos azules simplemente le hizo una mueca, como diciendo "ya entendí".

Asi, ella se retiró y el entrenamiento continuó de forma usual. La única diferencia es que Tobio estaba mucho más motivado de lo común y más feliz.

Y Haruko no se quedaba atrás, al alejarse unos metros del gimnasio comenzó a dar pequeños brincos de felicidad. No podía evitarlo, ya que porfin estaba con la persona que amaba hacía tanto.

FIN

EL LENGUAJE DE LAS FLORES | Kageyama TobioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora