— ¡¿Seguro que no está contigo?! —intenté hacerme oír por encima de la música.
Leo negó con la cabeza por tercera vez.
— ¡¿Y los demás, sabes dónde están?!
Mi amiga me señaló al grupo mientras daba un trago a su cerveza y se movía al ritmo de la música, con una sonrisa que me llevó a sospechar cuántas se habría bebido.
Estaba sudando y había tanta gente que todos me parecían iguales, y me dio la impresión de que yo era el único que todavía estaba sobrio.— ¡Allí! —me chilló Leo, moviéndome la cabeza hasta que tuve al resto de nuestro grupo de frente.
Fui apartando a todos los universitarios a empujones, revisando por si veía una cabeza pelirroja entre medias, aunque fuese demasiado improbable, y llegué hasta ellos, un poco más alejados de la música.
—Caleb, dime que has visto a Billie. —le quité el vaso de los labios.
— ¡Eh! —se quejó, arrancándomelo a mí esta vez.
—Habrá encontrado a un tío mejor que tú y estará dándose el lote por ahí.
—Isabella, no estoy para coñas. —me froté el pelo agitadamente.
—Yo que sé... estará en alguna habitación. —dijo, con una sonrisa despreocupada, y continuó bailando junto a Devon y otra chica que no conocía de nada.
Me apresuré hasta las escaleras y las subí, esquivando a todas las parejas que habían decidido que ese era un lugar muy romántico. La fraternidad era tan grande que no sabía por dónde seguir buscando, y cada vez mi corazón palpitaba más rápido. Después de lo que había pasado en la última fiesta, mi cabeza imaginaba múltiples situaciones angustiantes que conseguían ponerme todavía más nervioso.
Tan sólo la primera planta contaba con infinidad de habitaciones, me mareé sólo de pensar por dónde empezar a buscar.
Saqué mi móvil y le dejé un mensaje, que se sumó a la cola de los otros diez que no había leído.«Por Dios Billie, contesta...»
—Oye —sujeté a la chica que acababa de pasar por mi lado—, ¿Has visto a una chica pelirroja?
— ¡Qué dices, tío! —puso un mohín y me fulminó con los ojos, tan negros como todo su atuendo, y perfilados por una línea demasiado llamativa.
— ¿Bajita, ojos verdes, ...? —quiso saber su amiga, que por lo menos se había detenido a ayudarme, y asentí repetidas veces— Creo que está en aquella habitación. —señaló la última del pasillo.
Apuré el pasó hasta alcanzar la puerta correspondiente y la abrí de golpe, di un repaso rápido con la mirada, pero no la vi.
— ¿Billie? —di una vuelta por toda la habitación— Billie, soy yo.
La puerta del baño se abrió y me acerqué apresuradamente.
— ¿Bill...? —me corté a mí mismo cuando la encontré sentadas sobre la tapa del váter, con las rodillas en el pecho— Joder... creí que te había pasado algo, ¿Estás bien?
Me dedicó una mirada triste y asintió.
—Llevo una hora buscándote... ¿Te ha pasado algo?
—Estoy bien —murmuró—, sólo estoy un poco... agobiada.
— ¿Y por qué no me has llamado?
Elevó los hombros y miró hacia abajo.
—Hay demasiada gente, eso es todo... pero ya estoy bien.
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Armadura de Clave |EN AMAZON| ✔️
Romance«Hay quien arroja un vidrio roto sobre la playa. Pero hay quien se agacha a recogerlo.» José Narosky. Dejando atrás las transitadas calles de Irlanda, Billie lucha por encontrar paz después de haber sido consumida por el dolor y la pérdida. Atrapada...