Harry Zambrano

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Al llegar al sitio de construcción del nuevo hotel, mi corazón brincó de emoción. El ajetreo me golpeó como una ola de calor húmedo. Los trabajadores, como un ejército de hormigas incansables, iban y venían con sus cascos de distintos colores, gritando instrucciones que resonaban entre el ruido ensordecedor de las máquinas. El esqueleto de acero del edificio ya se alzaba imponente hacia el cielo azul, prometiendo convertirse en una mole de lujo y confort.

"¡Vaya, está canijo esto!" musité para mí mismo, sintiendo un cosquilleo en el estómago. La esperanza de un futuro mejor me hizo sonreír tontamente mientras buscaba a Harry Zambrano entre la multitud. Suzie me habia dicho que si alguien podía conseguirme chamba, ese era Harry.

Lo encontré fácilmente gracias a su traje negro y corona purpura que destacaba entre tanto overol de mezclilla. Estaba parado junto a una camioneta, coordinando a los demás con esa voz fuerte y ese acento venezolano que le daba un toque distinto.

"¿Qué onda, Harry? Soy Eugenio, el amigo de Suzie, ¿te acuerdas?" dije, tratando de ocultar mi nerviosismo.

"¿En serio crees que tienes lo que se necesita para trabajar aquí?" preguntó Harry, escudriñándome de arriba abajo. "No es por nada, compa, pero te ves más flaco que un palillo."

"Yo sé. Pero por favor Harry" supliqué, sintiéndome avergonzado y débil. "Pero quiero hacerlo, wey. Quiero ser más fuerte y demostrarle a todos, y a mí mismo, que puedo lograr algo grande."

"Está bien" dijo Harry, claramente incómodo ante mi súplica, pero algo en su expresión cambió. "Pero no te voy a mentir, esto no es fácil. Vas a tener que chingarle duro si quieres durar aquí."

"Lo sé" dije, determinado. "Y estoy dispuesto a dar lo mejor de mí."

"Espera" nos interrumpió una voz femenina, y levanté la vista para ver a Honora, la novia de Harry, acercándose con un fajo de papeles en la mano. "Necesitas llenar esto" dijo, entregándome los documentos necesarios para el empleo.

Inmediatamente reconocí a Honora como una antigua estrella de OnlyFans, y aunque traté de mantener mi rostro impasible, no pude evitar que mis ojos se agrandaran un poco. Bajé la mirada rápidamente, tratando de borrar de mi mente las imágenes que había visto de ella, aquellas que ahora parecían tan fuera de lugar en este mundo de concreto y grava. Pero fue inútil; cuando alcé la vista, me encontré con la mirada penetrante de Harry, quien claramente había captado mi reconocimiento.

"¿Algo que quieras decir, Eugenio?" preguntó con una cara seria.

"Ah... nada, nada importante," tartamudeé, deseando que la tierra me tragara en ese preciso momento.

Honora me lanzó una mirada curiosa, como si tratara de descifrar qué pasaba por mi cabeza, pero luego se encogió de hombros y volvió a dedicarle su atención a Harry. Yo tomé los papeles, firmé donde tenía que firmar y me prometí a mí mismo que haría lo posible por mantenerme al margen de complicaciones.

La sombra de Harry pareció extenderse por el suelo del sitio de construcción, retorciéndose y creciendo hasta que me envolvió en una oscuridad casi total. Sólo pude ver sus ojos morados, brillando como dos luciérnagas en la penumbra. Sentí una sensación escalofriante recorriendo mi espina dorsal.

"Ahora escucha bien, Eugenio" dijo Harry, con voz temible. "Sólo porque te estoy dando esta oportunidad no significa que puedas actuar como un idiota en mi prescencia ¿entiendes?"

"Cl-claro" tartamudeé, tratando de mantener la compostura mientras sentía como si mis entrañas se retorcieran. "No volvera a pasar, lo prometo."

"Me alegra oír eso" respondió Harry. Pero antes, sentí un impulso abrumador de miedo, y para mi humillación, mis pantalones se humedecieron involuntariamente.

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