Nuevo Propósito

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"Y eso es todo lo que pasó. Despues desperte aqui encadenado con usted" dijo Eugenio. Su voz temblaba, rindiendo un testimonio de su estado nervioso. Había soltado su historia como quien deja caer una serie de explosivos, uno por uno, esperando ver cuál detonaría primero.

Dr. Soto permanecía inmóvil, excepto por sus ojos, que estrechaban y dilataban su enfoque, asimilando cada palabra dicha. La intensidad de su mirada parecía casi sobrenatural, como si pudiera descifrar las mismas sombras que acechaban en los rincones más oscuros de Tepiscoloyo.

El joven se retorcía las manos, cada segundo de silencio era como un puñal hundiéndose en su carne. "¿Me creerá este cabrón?" pensaba Eugenio, cuya mente bullía entre el miedo y la desesperanza. Sentía cómo el latido de su corazón resonaba en el pecho, marcando un ritmo agitado que amenazaba con romperle las costillas.

"¿Entonces, qué dice, doctor?" La pregunta de Eugenio irrumpió en el silencio, cruda y directa, sin adornos ni ambages. Quería respuestas y las quería ya.

La silla crujió cuando Dr. Soto se recostó, aún sin decir palabra. Pasaron unos segundos, eternos para Eugenio, antes de que el doctor finalmente hablara. "Es una historia interesante, te lo tengo que decir. No cualquiera viene y me suelta un rollo así."

Eugenio tragó saliva, intentando leer entre líneas. "Pero, ¿me cree o no?" insistió, la ansiedad pintándole cada sílaba.

"Si te creo... bueno, eso depende de lo que venga después," respondió el doctor con una sonrisa torcida que no llegaba a sus ojos. "Lo que sí te digo es que tienes huevos, muchacho. No todos se plantan frente a algo así y viven para contarlo."

"¿Y eso qué significa?" murmuró Eugenio, el temblor de su voz denotando la tormenta emocional que estaba viviendo. "¿Qué va a pasarme ahora?"

"Te voy a soltar la bomba, chavo," dijo Dr. Soto inclinándose hacia adelante, la luz fluorescente chocando contra sus lentes y ocultando sus ojos por un instante. "Suzie no es cualquier vieja seductora. Es un vampiro, y uno muy jodidamente poderoso."

Los ojos de Eugenio se abrieron de par en par. No era miedo lo que destilaban, sino una incredulidad cruda, casi insultante.

"¿Qué chingados?", soltó, y cada palabra parecía rasgarle la garganta. "¿Me estás diciendo que toda esa onda de querer estar conmigo..."

"Una trampa, mi hermano." Dr. Soto hizo una pausa dramática y continuó, "Suzie quería tu sangre, carnal. Tenías que ser su cena, nada más ni nada menos."

Eugenio sacudió la cabeza con incredulidad. "No te creo ni madres, cabrón. La Suzie que conozco no es así."

El Dr. Soto suspiró y sacó su teléfono. "Mira este video reciente." Presionó play y le mostró la pantalla a Eugenio.

En el video, Suzie se movía con una velocidad sobrenatural, lanzando una lluvia de golpes y patadas contra Harry. Él simplemente se quedaba parado, soportando el asalto sin inmutarse.

"¿Dónde chingados está Eugenio?" preguntó Harry furioso, mientras Suzie seguía atacándolo frenéticamente.

"¡Ya te dije que no sé, pendejo!" gritó Suzie, sin dejar de golpearlo. "¡Tú y tus pinches deudas nos están jodiendo el negocio! ¡Estás arrastrando la constructora de Leo a la chingada!"

Eugenio miró boquiabierto la pantalla. No podía creer lo que veían sus ojos. "No mames... ¿Harry también es un pinche vampiro?"

De repente, Suzie sacó dos pistolas y le disparó a Harry directo en los ojos, dejándolo ciego. Harry soltó un alarido de dolor, cubriéndose el rostro ensangrentado con las manos.

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⏰ Última actualización: Jul 10 ⏰

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