*Caos*

33 7 13
                                    


Luego del colegio me vi sometida a un interrogatorio exhaustivo que decidimos postergar hasta la tarde, puesto que sonó la campana apenas contesté la primera inquisición sobre mi profesor por parte de mis dos queridas amigas.
Acordamos vernos en el café y llegada la hora de la reunión decidí no complicarme con el atuendo solo ocupe un vestido combinado con mi pelo suelto, es decir no me peine.

Todo mi cuerpo se paralizó con el bullicio que provenía de abajo, en serio no quiero que esto pase hoy, salgo de la habitación dando pasos sigilosos hasta las escaleras con la intención de confirmar mis sospechas, mirando el panorama me queda claro que hoy será uno de esos días.

Abajo se encuentran mi mamá y Aron, mi padrastro, ambos se gritan mutuamente mientras que Leo, mi hermanito, los ve desde el sofá asustado, puedo verlo en su carita se exactamente lo que siente, esa confusión de no entender lo que pasa, de desear abalanzarse y detenerlos, ese nudo en la garganta y el pensamiento humano nato de que así no es una familia, pero de vuelta en mi realidad debo despertar y proteger a ese niño como nadie lo iso conmigo.

-Cuando yo llegue a esta casa tú y tu hija dormían en el piso! No tenías nada y ahora mírate! No tienes preocupaciones!

Tiemblo al recordarlo, sus palabras frías me provocan ansiedad, me recuerdan miedo, hambre y desesperación, me recuerdan mi niñez.

-Ay porfavor Aron yo también trabaj...

Ambos gritan, ese hombre que antes caminaba ahora parece olvidarse de la evolución de los seres humanos, sufriendo así su metamorfosis en toro, donde mi mamá va vestida de rojo y de alguna manera la que sufre los golpes soy yo

-Qué tú qué! Mira cállate Louisa no me hagas reír, he malgastado más de 10 años a tu lado, esto es increíble ahora cobró sentido el por qué el padre de Gea las abandonó!

El ambiente empeora cada vez más, tomo al niño en mis brazos poniendo en sus orejitas mis auriculares al máximo, él no necesita escuchar todo eso, corro hacia mi cuarto, lo acomodo en mi cama con un beso en la frente, un fuerte abrazo e innumerables canciones que escuchar, lo dejo acostado en la pieza con ojos llorosos y temeroso así se queda siempre que los ve discutir

Me encuentro a mi misma temblando, asomo la cabeza, soy capaz de ver sus gestos bruscos, su furia emanar de manera alarmante e imagino que salgo volando sin rumbo o dirección, que simplemente floto, pero mi auto terapia no parece efectiva ya que todo mi cuerpo parece no ser mío, el corazón reclama salir de mi pecho con fuerza hasta hacer palpitar en mis oídos cada uno de sus latidos constantes, el oxígeno parece no tener cavida e intento reclamarlo con fuertes bocanadas que no conyevan a nada, miró mis manos temblar preguntándome por qué me afecta tanto esta situación, algún día podré escucharlos y ser inmune a esto.

El estruendo de un vidrio me regresa al mundo, un cuadro familiar ha pagado las cuentas esta vez, sus pedazos rotos brillan en el suelo que recorro rápidamente saliendo de aquel lugar, sé que cuando regrese las cosas estarán como antes ellos dos se abrazaran y fingiran que esto nunca pasó no es la primera ves que pasa, por lo que no me sorprende.

-Por fin llegas!_ reclama Ale fatigada por la espera, miro mi reloj y me percato que he llegado una hora tarde

-¿Qué te pasó? Parece que corriste una maratón te ves horrible_ Zami toma mi cara entre sus manos comprobando que mi temperatura esté normal, pienso en cómo explicarles que vine corriendo durante todo el camino con la música al cien intentando uir de todos esos pensamientos

No puedo contarles todo lo que pasó, es muy reciente estoy segura que hacerlo es un boleto directo al llanto, odio esa parada, en cambio sonrío dejando en claro que solo estaba compitiendo con una bici cuyo enfrentamiento obviamente perdí, si ya lo se las invento en el aire.

¿Quién eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora