IV

188 17 3
                                    

- Por qué me has despertado tan temprano? – se quejó la chica a mi lado mientras se frotaba los ojos.

-Porque fue tu idea. -No me refería a esto, mi padre está de cumpleaños hoy y… -Abigaíl, tu alumbramiento fue lo que nos trajo aquí, ahora solo camina y disfruta el pasaje.

- Está nublado- señaló como algo obvio.

- Solo camina.

Llegamos hasta la consulta de la doctora Villarea, era una chica no más un poco mayor que nosotras, lo cual me dio un poco más de confianza de poder haber venido.

Le hice caso a Abby le pedimos ayuda a su hermana. La consulta era muy acogedora, con tonos cálidos como el rosa y el blanco, había unos cuantos cuadros de diplomas y la playa. También tenía una mágica para hacerte te y pastelillos.

Me acomodé en un sofá blanco muy cómodo que hacía que mi cuerpo se hundiera por completo en el. Además tenía Ariana grande sonando de fondo, lo cual ayudó muchísimo a que me pudiese sentirme cómoda. Lo que si me dio curiosidad es que el reposadero del sofá había pañuelos.

-Entonces, Valentina – se acomodó en su asiento y me sonrió- Alguien me dijo que te gustan mucho las galletas de almendra, así que espero que estés cómoda, ¿Es tu cita primera psicológica?.

Negué con la cabeza, tendía un olor a vainilla en el lugar, ¿Segura que es vainilla y no marihuana? Porque me sentía muy relajada.

-no…Cuando mis padres me adoptaron de pequeña me llevaron a varias consultas.

-Entiendo, supongo que eras muy pequeña para recordarlo. -Algo así…

- Tenía casi cinco años.

Ella asintió, todo en ella se veía muy naturalista, desde su falda larga color café y su camiseta floreada pero no mucho. Su peinado sujetado por dos palillos.

Al principio pensé que las preguntas eran estúpidas, pero me sorprendió la natalidad con la que la conversión fluía. Era como por fin pudiera decir todo sin ser juzgada.

-Bien, Valentina creo que todo tu pasado con el orfanato está más que resuelto, ¿pero qué es lo que te trae aquí? ¿Por qué ahora y no hace un año?

-No sentía que era necesario. -

- ¿Y por qué ahora si lo es?

Mis uñas se clavaban en las palmas de mis manos, pero no quería demostrar que me estaba afectando.

-Porque…. Y no quiero seguir teniendo miedo en las noches…Hace meses tuve un ataque de nervios cuando mis padres se fueron por trabajo- murmure inconscientemente moviendo el pie rápidamente-  Abby, me ha acompañado en las noches, y creo que he logrado calmar los ataques.

-¿Desde hace cuando que no sufres uno?

-No lo sé…. Pero cada de que siento que la garganta se me cierra o sentir que estómago está revuelto. Hace días he tendió uno, leve pero ahí estaba.

-¿Y crees que es por la misma razón por la cual estás aquí?

-No, bueno…..es casi parecido. Ni siquiera sé cómo puedo decirlo. -

- Ey, tranquila, yo estoy aquí para ayudarte. Así que vamos a ir paso a paso – asentí lentamente – vamos por la primera parte, ¿te parece?

Solo esperaba que esto vaya a funcionar.

Al salir de la consulta con la doctora Villarea, Abby estaba discutiendo con su novio. Hasta que se dio cuenta de mi presencia

El arte de mirarnos // Marc Guiu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora