Capítulo 4

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Domingo, 28 de julio de 2024

Violeta se había pasado el sábado entero en la casa. Por salir no había salido ni al jardín a darse un baño en la piscina. Lo que había pasado la noche del viernes le había dejado traspuesta. Le daba mucha vergüenza pensar en poder encontrarse con Chiara por el pueblo después de su "no beso". No sabía cómo actuar ahora con ella. El día del karaoke había estado muy cómoda con su compañía y sentía que habían conectado muy bien, pero ahora temía que eso se viese estropeado por lo ocurrido el viernes. Más teniendo en cuenta que aun le quedaban muchos días en Menorca.

Lo que más le rayaba era que no es que Chiara se hubiese lanzado sin que ella quisiese. Violeta no era tonta y era consciente de algunas de las miradas que Chiara le había echado durante esos dos días. Además, ella misma se consideraba una persona bastante atractiva a pesar de las inseguridades que pudiese tener con su cuerpo, no sería extraño que la menorquina sintiese algo de atracción por ella. Lo fuerte y lo que le dejaba la cabeza bloqueada es que ella misma, por su propio pie, había sido partícipe de esa situación.

No es que no se hubiese apartado, sino que ella misma fue la que acercó sus rostros. No es que se hubiese negado a que Ciara entrelazase sus dedos meñiques como si fuesen dos quinceañeras, sino que estaba encantada con el contacto. Y no es que la situación le hubiese venido de sopetón, sino que había sido ella la primera en bajar su mirada a los labios de Chiara. Y lo peor de todo, ella se molestó mucho por la interrupción del móvil. Y eso era lo que más le asustaba. Por eso salió pitando de allí.

Había pasado mucho tiempo desde que había estado con otra persona. De hecho, había pasado muchísimo tiempo desde que había pensado en estar así con otra persona. Desde que lo dejó con Lucas no se había visto en esa situación. No es que lo buscase precisamente, su mente había estado absorbida por el trabajo muy radicalmente. Eso no quiere decir que no se hubiese asentido atraída por gente durante ese año, por supuesto, pero nunca con intenciones de llegar a algo más. Sus necesidades quedaban bien cubiertas por ella misma.

Así que esa atracción, esa repentina gran atracción que sentía por Chiara, la dejaba completamente descolocada. Porque no había sido consciente de ella hasta que había sido demasiado tarde. Claro que tenía ojos en la cara y se había fijado en que Chiara era preciosa, y a todo eso le sumabas su amabilidad innata y su personalidad tan atrayente y extrovertida. No era sorprendente que a alguien le atrajese la menorquina, lo que era sorprendente es que le atrajese a ella precisamente, y de esa manera tan fuerte.

Una atracción tan grande que había intentado besarla. Una atracción tan visceral, que después del momento del viernes se había despertado sobresaltada las dos noches consecutivas sin verla, debido a sueños bastante indecorosos si tuviese que describirlos de alguna manera.

Así que ahí estaba, en su casa de vacaciones, tumbada en la cama mirando al techo, con miedo a salir por si se encontraba a esa medio guiri por...

¿Por qué exactamente?

¿Tenía miedo de que sus interacciones con ella se volviesen incómodas? Puede ser, pero al fin y al cabo no había llegado a pasar nada, así que tampoco tendría por qué suceder. ¿Tenía miedo de que se volviese a repetir y esta vez sí pasase algo? Era probable, demasiado tiempo sin estar con alguien de esa forma, y encima con alguien a quien acababa de conocer. Sin embargo, si lo pensaba bien no había motivos por los que negarse a ello. Chiara era sumamente atractiva e irradiaba seguridad, seguro que...

"Y meterte en una situación complicada porque sí. ¿Para qué? Si te vas en dos semanas, no compliques las cosas".

"Precisamente porque me voy en dos semanas, no sería para tanto".

Alguien que te entiende || KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora