Capítulo 1

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Harry se dirigió hacia adelante lentamente, su varita extendida y lista y sus ojos revisando la habitación final del decrépito edificio que estaba evaluando. No hay ventanas y el piso era de concreto áspero. El viento soplaba a través de un agujero en la pared y el frío lo hacía estremecerse. Él lanzó un encantamiento lumus para iluminar las esquinas lejanas. Botellas vacías de alcohol Muggle yacían en el suelo y tintinearon fuertemente cuando las pateó lejos de su camino. Un grafiti desvanecido estaba cubriendo la mayor parte del espacio de la pared y un colchón viejo había sido recostado en una esquina, resortes afilados se asoman a través de la tela deshilachada. Harry arrugó su nariz por las cuestionables manchas por toda su superficie. Todo el edificio parecía el lugar de reunión oscuro de unos adolescentes, no la guarida criminal que había esperado encontrar.

Una revisión reciente de seguridad había mostrado niveles más altos de energía mágica errática en el área. Todos sabían que probablemente era tan solo una bruja o un mago pasando por el lugar, pero era un lugar de población predominantemente Muggle y el implacable mal humor del Auror Jefe Clements había durado toda la semana. Él insistió que una revisión secundaria no podía esperar hasta el lunes, lo que significaba que alguien tendría que pasar las horas finales del viernes en la tarde revisando esto. Era un trabajo de porquería y nadie más lo quería, incluso con una promoción en el departamento bastante próxima. Los otros Aurores le dieron palmadas a Harry en la espalda agradecidos cuando se presentó voluntario, pero al alzar su mano no quería decir que él estuviera siendo desinteresado; era tan solo que no tenía ningún otro lugar a dónde ir esa noche, y francamente, un potencial crimen sonaba más divertido que ir a su hogar otra vez, a un apartamento vacío.

-Ya podría llevar encima tres cervezas si no fuera por ti, pedazo de mierda.

Su compañero Auror, Blaise Zabini, no era tan comprensivo sobre el trabajo extra. Podía sentir las miradas rabiosas en su dirección sin ni siquiera girarse.

Ambos como compañeros era una pareja improbable, pero habían llegado a un ritmo cómodo y trabajaban bien juntos. Los habían juntado hace tiempo cuando se unieron a la fuerza de Aurores, justo después de la guerra, y Harry se había quejado completamente de ello. Siempre se había imaginado que él y Ron iban a ir a entrenamiento juntos, a reír y atrapar tipos malos por el resto de sus vidas. Pero luego Ron decidió ayudar a George a llevar su tienda y Clemens puso a Harry y Blaise juntos, Harry rápido descubrió que además que en esos momentos entre las sesiones de entrenamiento, la mayoría de sus asignaciones eran pasando tiempo haciendo papeleo y llenando reportes, no persiguiendo a los tipos malos.

Había sabido muy poco sobre Blaise al comienzo, tan solo que era amigo de Draco Malfoy, y que él y su madre permanecieron neutrales durante la mayor parte de la guerra. No fue hasta algunos meses después de que empezó el entrenamiento, que Hermione le contó que Blaise había vuelto y peleado junto a la Orden en la batalla final, y luego Kingsley le contó que Blaise había pasado su séptimo año teniendo un perfil bajo y protegiendo a estudiantes más pequeños de los Carrows.

Harry se sorprendió al principio, pero ahora que conocía a Blaise mejor, la forma en que su mente funcionaba y lo fieramente comprometido que era protegiendo a esos que no se podían proteger a sí mismos, pensaba que todo eso perfectamente tenía sentido.

Harry miró hacia él. Blaise era alto y delgado, siempre impecablemente trajeado. Incluso los botones dorados de su túnica de Auror brillaban perfectamente. Su cabello era llevado corto y su rostro siempre se veía suave y libre de barba. Harry, por otro lado, con su cabello agarrado en un moño desordenado en su nuca, su túnica de Auror en un estado perpetuo de descuido, y la barba en su rostro luciendo más gruesa cada día, era el polo opuesto de Blaise.

-Voy a tener que botar esta túnica, ¿te das cuenta? –murmuró Blaise mientras lanzaba un encantamiento de diagnóstico al otro lado de la habitación. –Probablemente también deba quemarla por el bienestar de los que me rodean. Puedo literalmente sentir el olor de este lugar ya adherido a la tela.

Por un Bien MayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora