Capítulo 4

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Harry estaba mareado cuando se despertó el domingo en la mañana. Su sueño había sido esporádico y no había descansado, estuvo lleno de sueños extraños sobre Malfoy durante las veces en las que logró dormir un poco. Esto, dadas las circunstancias, debía ser normal, se mantuvo recordándose a sí mismo mientras seguía a Malfoy a la cocina para desayunar. Seguro cualquiera que estuviera forzado a pasar tiempo con otra persona empezaba a tener sueños vívidos sobre él.

Malfoy agitó su varita hacia la despensa mientras Harry se dejó caer en una de sus sillas. Pan, cereal y otras cosas levitaron hacia la mesa mientras Harry observaba a Draco sentarse en el lado opuesto y servirse un vaso de jugo. Su cabello aún estaba desordenado por el sueño y sus piyamas arrugadas. Su frotó de forma cansada los ojos, bostezó y luego miró a Harry.

-¿Qué?

No habló con rabia ni sonaba enojado, solo cansado. Tal vez tampoco pudo dormir.

-Nada –dijo Harry rápidamente. Se estiró para agarrar pan y mermelada simplemente para tener algo que hacer. No estaba particularmente hambriento, pero estaba nervioso de que Malfoy de alguna forma pudiera darse cuenta de sus extraños sueños si mantenían contacto visual por mucho rato. Miró hacia el salón donde la chimenea estaba justo frente a su línea de visión, deseaba que pudiera encenderse. Idealmente, sería de parte de San Mungo para que fueran porque encontraron una solución a su vínculo pero se conformaría con que fuera Hermione chequeándolos otra vez, o aunque fuera Blaise llamando para molestar. Algo para evitar más conversaciones incómodas, miradas extrañas o pensamientos intrusos.

-¡Potter!

La cabeza de Harry se giró al sonido de la voz de Malfoy. Malfoy lo observaba luciendo impaciente, los ojos de Harry se desviaron de inmediato al pequeño manchón de mermelada en la esquina de la boca de Malfoy.

-¿Qué? –preguntó distraído bajando la vista.

Malfoy meneó la cabeza. -¿Cómo diablos logra Blaise aguantar tus ensoñaciones cada maldito día? Eres muy molesto.

-A Blaise le caigo bien. Él piensa que soy encantador.

-Él piensa que eres una amenaza.

Harry le dio un mordisco a su tostada e intentó no mirar la mermelada aún en la boca de Malfoy, o imaginarse que se inclinaba para limpiarla.

-De cualquier modo –continuó Malfoy sin darse cuenta de la crisis interna con la que Harry estaba actualmente lidiando. –Como decía antes cuando estabas groseramente ignorándome, sobre anoche...

-Mira, yo no...

-Yo aprecio que tú...

-Hablaron a la vez y luego ambos se interrumpieron para mirar al otro.

Harry había esperado que Malfoy se burlara de él sobre el asunto del postre. Sonrió. -¿Estás intentando agradecerme por ir anoche, Malfoy? -Preguntó.

Malfoy se estiró por su jugo y apretó los labios. –Supongo que esa es una forma de verlo –aspiró antes de dar un largo trago.

-Bueno, a la orden –dijo Harry sincero. –Fue... agradable, supongo. Un poco raro pero no completamente terrible.

Malfoy resopló. –De nuevo, otra manera de verlo. –Bajó su vaso y sacó su lengua para lamer su labio inferior que tenía colgando una gota de jugo y luego agarró su servilleta para limpiar su boca. -¿Tienes algo que necesites hacer hoy? –preguntó educadamente.

-Harry intentó quitar sus ojos de la boca de Malfoy. Dudó. –Eh...

-Ya sácalo –insistió Malfoy moviendo la mano impaciente. –Prefiero no arriesgarme a que te vayas de repente furioso y molestes a Penélope otra vez si te da lo mismo.

Por un Bien MayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora