Capítulo 9

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De la primera cosa que Harry estuvo consciente es que tenía un dolor de cabeza palpitante. Se estiró y se sobó la sien parpadeando para lograr abrir los ojos. La habitación brillante lentamente vino a foco, se alzó un poco para intentar entender dónde estaba, pero su movimiento hizo que su estómago se revolviera, se dio cuenta de que iba a vomitar.

Algún tipo de envase fue puesto en sus manos antes de que vomitara. Estaba ligeramente consciente de una mano en su espalda y que le acariciaba en suaves círculos pero la náusea y el dolor en su cabeza no le dejaban enfocarse en nada más.

Estaba jadeando cuando terminó de vomitar, sentía el pecho pesado. Alguien tomó el envase de sus manos y le pasó un vaso de agua fría. Probó un poco, no confiaba en sí mismo de que no fuera a vomitar otra vez.

-¿Harry?

Miró a su izquierda y observó a Penélope que lo veía nerviosamente. Claro, estaba en San Mungo. Cerró los ojos, llevó su mente al momento en que llegó allí, y allí fue cuando todo lo impactó.

El envase fue dejado en sus manos otra vez, vomitó de nuevo, su cuerpo reaccionó violentamente al flujo de información que le llegó. Imágenes atravesaban su mente, memorias extrañas que le pertenecieron pero que nunca antes había visto danzaban por su conciencia, pensamientos extraños hacían eco con su propia voz en el interior de su cabeza, la misma palabra se repetía una y otra vez.

Draco.

Lo que fuera que Harry hubiera esperado, lo que hubiera pensado que iba a ver, jamás cruzó por su mente que pudiera ser esto. No lo creería sino tuviera los recuerdos llenando su cerebro en ese momento. Se tambaleaba, no se sentía como algo posible.

Recordaba susurros y toques, sentimientos de nostalgia, el toque de manos, el dolor de la decisión de separarse. Cielos, todo esto era demasiado. Se recostó de nuevo en la almohada con un gruñido. Su cabeza se sentía como si hubiera sido golpeada cuarenta veces seguidas con una Bludger.

-Bebe esto –le dijo Penélope como si pudiera leer sus pensamientos. –Te ayudará con el dolor de cabeza.

Un vial fue puesto en sus labios y él bebió el contenido de un trago, el frío refrescante hizo efecto de inmediato.

-Gracias –logró decir.

Dejó salir una exhalación temblorosa y abrió los ojos. Penélope estaba de pie al lado de su cama mirándolo con ansiedad.

-¿Estás bien? –le preguntó, se sintió agradecido de que evitara su usual '¿cómo te sientes?', no tenía idea de cómo se suponía que podría responder a eso.

Asintió lentamente. –Sí, yo... no fue para nada como... no fue como pensamos que sería. Es...

Se interrumpió. ¿Cómo podía explicarlo? No eran solo los recuerdos los que lo habían dejado tambaleando; era que también recordaba exactamente cómo se había sentido todo, sentía el mismo dolor agudo en su pecho de cuando se despidieron. Y no tenía idea de qué hacer con eso, no tenía idea de cómo procesar esos sentimientos que no eran familiares para él.

-¿Harry? –preguntó Penélope gentilmente. –Todos tus signos vitales y lecturas muestran normalidad. El vínculo mágico se ha ido pero necesitamos que nos informes en este momento si hay algo que podría afectarte mentalmente. Draco nos dijo que no había nada inusual, pero necesito oírlo de tu parte también.

La cabeza de Harry se sacudió con la mención del nombre de Draco. Había olvidado que él también había estado en esa habitación. Draco estaba sentado en su propia cama, con las manos descansando en su regazo mientras el Sanador Thistlefoot tomaba notas en una carpeta a su lado. Miró hacia Harry y luego apartó la mirada rápidamente. Harry hizo lo mismo, su rostro enrojeció. ¿Cómo carajo se suponía que tenía que lidiar con esto?

Por un Bien MayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora