Capítulo 3.

56 9 11
                                    

En la tranquila santidad de la habitación de Elizabeth, con el suave resplandor de la luz de las velas proyectando sombras parpadeantes en las paredes, Elizabeth y Ciel se encontraron entrelazados en una danza de pasión y anhelo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En la tranquila santidad de la habitación de Elizabeth, con el suave resplandor de la luz de las velas proyectando sombras parpadeantes en las paredes, Elizabeth y Ciel se encontraron entrelazados en una danza de pasión y anhelo. Sus besos se hicieron más profundos, más fervientes, mientras se rendían al deseo que había estado hirviendo entre ellos durante tanto tiempo.

Las manos de Ciel recorrieron el cuerpo de Elizabeth con una posesividad que hablaba de su necesidad de reclamarla por completo. Saboreó el sabor de sus labios, la dulzura que era exclusiva de Elizabeth. Sus suaves gemidos y jadeos alimentaron aún más su deseo, encendiendo un fuego dentro de él que sólo ella podía apagar.

Elizabeth, a su vez, respondió con entusiasmo al toque de Ciel, sus dedos trazando los contornos de su rostro y pasando por su cabello. Le encantaba la forma en que él la miraba con tanta intensidad, como si ella fuera el centro de su universo. Despertó sentimientos de deseo y afecto en su corazón, un anhelo de estar más cerca de él, de sentir su calidez envolviéndola por completo.

Sus cuerpos se movían juntos en una silenciosa sinfonía de deseo, cada toque y caricia era un testimonio de la profundidad de su amor. Ciel susurró palabras de adoración contra la piel de Elizabeth, su aliento cálido y tentador. Se deleitaba con la suavidad de su piel, las curvas que encajaban tan perfectamente con las suyas.

"Ciel", respiró Elizabeth, su voz era una suave súplica, "te quiero".

La respuesta de Ciel fue un beso hambriento, sus labios recorrieron su cuello, dejando un rastro de calor a su paso. Él adoraba cada centímetro de ella, su necesidad de poseerla era abrumadora. Los jadeos y gemidos de Elizabeth lo estimularon, impulsándolo a explorarla más, a hacerla suya en todos los sentidos.

En el calor de su pasión, la posesividad de Ciel se hizo más fuerte, un instinto primario para proteger y apreciar a Elizabeth. Prometió en silencio proteger su corazón y su alma, y ​​nunca permitir que nadie más se interpusiera entre ellos. Ella era suya y él se aseguraría de que ella lo supiera con cada toque y beso.

Ciel trazo con su lengua el pequeño botón rosado del seno izquierdo de Elizabeth, mientras lo tomaba entre sus dientes su pezon endurecido para después succionar suavemente.

Ciel tomó una de las piernas de elizabeth para ponerla sobre su hombro, para profundizar la penetracion. Pudo escuchar a cambio de elizabeth por eso un fuerte chillido de placer, mientras desvirginaba su cuerpo virgen.

"Lizzy, tu tendrás que ser modesta", Susurró contra la oreja de elizabeth con la voz ronca y agitada. Apoyo su frente contra la de elizabeth poniendo una mano a lado de la cabeza de ella, para seguir con sus movimientos profundos y constantes. Pude ver pequeñas lágrimas en las comisuras de los ojos de elizabeth, mientras jadeaba pesadamente.

Sus caderas hicieron se frotaron en circulo con sus caderas para prolongar el placer. Se estaba sintiendo cerca, estaba sintiendo esa corriente eléctrica recorrer su cuerpo, pero necesitaba que elizabeth se corriera sobre su pene.

Suavemente bajo su otra mano entre su cuerpo y presionó su pulgar con firmeza su clítoris, masajeando con su pulgar ese pequeño bulto endurecido. Haciendo solo lloriquear más a la hermosa dama debajo de él.

Sus caderas siguieron chocando contra sus caderas un poco más rapido, la cama crujía un poco debajo de ellos. Mientras porfin llegaban al extasis juntos, ciel pudo sentir los fluidos de elizabeth sobre su pene. Y elizabeth se podía sentir siendo llenada por la esencia de ciel.

Mientras yacían juntos después, con sus cuerpos entrelazados y sus corazones latiendo como uno solo, Elizabeth trazó círculos perezosos en el pecho de Ciel, sus dedos hormigueaban por la intimidad que habían compartido. Se sintió segura y amada en sus brazos, sabiendo que su amor era un vínculo que podía capear cualquier tormenta.

"Ciel", susurró Elizabeth suavemente, su voz llena de satisfacción, "te pertenezco".

"Y tú conmigo", respondió Ciel, con la voz ronca por la emoción. "Por siempre y para siempre, Elizabeth."

En ese momento, rodeados por el resplandor de su pasión y la calidez de su amor, supieron que habían encontrado su santuario en los brazos del otro. Su viaje juntos apenas comenzaba, lleno de interminables momentos de amor, deseo y besos que decían mucho de su devoción mutua.

Elizabeth y Ciel, unidos por el amor y el deseo, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que les esperaba, sabiendo que mientras se tuvieran el uno al otro, tendrían todo lo que necesitaban.

Elizabeth y Ciel, unidos por el amor y el deseo, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que les esperaba, sabiendo que mientras se tuvieran el uno al otro, tendrían todo lo que necesitaban

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.











Quieren que continúe esta historia? Solo iba hacer estos tres capítulos, pero si quieren la puedo continuar si ustedes desean.

𝐄𝐍 𝐋𝐀 𝐎𝐒𝐂𝐔𝐑𝐈𝐃𝐀𝐃-𝐂𝐈𝐄𝐋𝐈𝐙𝐙𝐘-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora