Maraton 3.

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MARATON 3/3

Demonio deseoso.









El aroma dulce de Elizabeth llenaba la habitación, una fragancia que Ciel Phantomhive, ahora un demonio, encontraba aún más irresistible. La dulce esencia que una vez había disfrutado como humano ahora era mucho más intensa y deliciosa. Ciel no podía evitar desear más de ella, su prometida, su Elizabeth.

Ciel había fingido su muerte, dejando a todos devastados, especialmente a Elizabeth. La chica, con el corazón destrozado, lloraba desconsoladamente en su habitación. No entendía qué había pasado con su amado Ciel, ni por qué él había desaparecido de su vida de esa manera tan repentina. Su dolor era tan profundo que parecía que nada podía consolarla.

En la penumbra de la noche, Ciel observaba a Elizabeth desde lejos. Siempre la cuidaba, asegurándose de que estuviera a salvo, aunque el deseo de acercarse a ella lo consumía cada día más. Esa noche, sin poder soportar más la distancia, Ciel decidió que tenía que verla, tenía que sentir su presencia, su calidez, su dulzura.

Apareció en su habitación en silencio, su figura apenas visible en la oscuridad. Elizabeth, con los ojos hinchados por el llanto, levantó la vista y lo vio. Por un momento, creyó que estaba soñando.

"Ciel..." susurró, su voz temblorosa.

Ciel se acercó a ella lentamente, su mirada fija en los ojos de Elizabeth. "Lizzy," murmuró, tomando su mano con delicadeza. "Estoy aquí."

Elizabeth soltó un sollozo y se lanzó a sus brazos, abrazándolo con fuerza. "Pensé que te había perdido para siempre," dijo entre lágrimas.

Ciel la sostuvo, sintiendo su cuerpo temblar contra el suyo. "Nunca te dejaría," respondió, besando su cabello suavemente. "Siempre estaré a tu lado."

El beso comenzó suave, apenas un roce de sus labios, pero rápidamente se intensificó. Ciel la besó con pasión, un beso profundo y ardiente, como si quisiera absorber todo su ser. Elizabeth respondió con igual fervor, sus labios entrelazados en un beso profundo que parecía no tener fin.

Ciel la levantó en sus brazos y la llevó a la cama, sin dejar de besarla. El deseo y el amor que sentía por ella eran abrumadores, y no podía detenerse. Cada beso era más apasionado que el anterior, cada caricia más intensa. El aroma y el sabor de Elizabeth eran una droga para él, algo que nunca podría saciar completamente.

"Te amo, Lizzy," susurró contra sus labios, su respiración entrecortada. "Te amo más de lo que las palabras pueden expresar."

Elizabeth lo miró, sus ojos llenos de amor y devoción. "Y yo a ti, Ciel," respondió, besándolo de nuevo, más profundamente, más apasionadamente.

La noche pasó en un torbellino de besos, caricias y palabras susurradas. Ciel y Elizabeth se entregaron el uno al otro completamente, dejando que su amor los consumiera. Ciel, a pesar de su naturaleza demoníaca, encontró en Elizabeth la razón para seguir adelante, la luz en su oscuridad. Y Elizabeth, con cada beso, con cada toque, sabía que nunca volvería a estar sola, porque Ciel siempre estaría con ella, cuidándola y amándola eternamente.

Al amanecer, Ciel sabía que debía irse, pero prometió regresar. "Volveré, Elizabeth. Siempre estaré contigo, aunque sea en las sombras."

Elizabeth asintió, su rostro iluminado por una sonrisa triste pero esperanzada. "Te esperaré, Ciel. Siempre."

Y así, Ciel se desvaneció en las sombras, pero no sin antes dejar un último beso en los labios de Elizabeth, un recordatorio de su amor eterno.

𝐄𝐍 𝐋𝐀 𝐎𝐒𝐂𝐔𝐑𝐈𝐃𝐀𝐃-𝐂𝐈𝐄𝐋𝐈𝐙𝐙𝐘-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora