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Capítulo 2: Compañero de Comida
Seis semanas pasaron rápidamente, y durante ese tiempo, Iguro y Shinobu no pudieron disfrutar de su hora semanal de masajes debido al aumento de la actividad demoníaca, que trajo consigo un incremento en los asesinatos y desapariciones. Un día, Oyakata-sama convocó una reunión urgente con los Pilares. Shinobu, durante la reunión, no podía dejar de pensar en cómo pedirle a Iguro que se convirtiera en su compañero de comida de por vida.
La reunión finalizó poco después del mediodía. Iguro, quien no había comido nada en la mañana debido a sus misiones, se sentía algo molesto por el hambre. Decidió buscar un local donde conseguir comida para llevar, pues no le gustaba quedarse en un restaurante rodeado de gente, especialmente si estaba solo. Tras una larga caminata, seguía buscando algún lugar libre de multitudes, ya que le resultaba incómodo esperar mientras las personas lo observaban por su vendaje y sus ojos de colores distintos. O, tal vez, su serpiente tuviera algo que ver. Además, nadie había visto lo que había debajo del vendaje de Iguro; era un misterio que mantenía oculto de todos.
Mientras tanto, Shinobu había terminado sus asuntos en la reunión y decidió buscar a Iguro. Sabía que, con la actividad reciente, él no había tenido tiempo para comer adecuadamente. Lo encontró después de unos minutos de búsqueda, caminando por una calle menos concurrida.
Shinobu: Ne, Ne Iguro-san —llamó Shinobu, acercándose a él con una sonrisa.
Iguro se detuvo y giró la cabeza hacia ella. Su mirada, aunque siempre seria, se suavizó un poco al ver a Shinobu.
Iguro: Kocho —respondió él, asintiendo levemente en señal de saludo—. ¿Qué haces aquí?
Shinobu: Pensé que podríamos ir a comer juntos. Con todo el trabajo, no hemos tenido tiempo para disfrutar de una buena comida —dijo ella, mirando a Iguro con sus ojos llenos de intención.
Iguro dudó por un momento. No le gustaba comer en público, pero la idea de compartir una comida con Shinobu era tentadora. Finalmente, asintió.
Iguro: Está bien. Pero prefiero llevar la comida a un lugar tranquilo —respondió, mirando a su alrededor.
Shinobu sonrió y asintió. Juntos, encontraron un pequeño local que vendía comida para llevar. Compraron varios platos y se dirigieron a un parque cercano, donde encontraron un rincón apartado y tranquilo. Se sentaron en el césped, disfrutando del entorno sereno.
Mientras comían, Shinobu aprovechó la oportunidad para hablar con Iguro.
Shinobu: Iguro-san, he estado pensando... —comenzó, mirando sus propios platos antes de levantar la vista para encontrarse con la mirada de él—. Me gustaría que fueras mi compañero de comida de... por vida.
