Rhaenyra estaba a pocos kilómetros del reino Windred. Syrax llevaba aproximadamente treinta minutos jadeando, usando su conexión mental para comunicar su impaciencia.
Estaba empezando a preocuparse ya que no le había pasado algo similar antes. Después de varias caídas en picado y intentar no vomitar, le pregunto.-Syrax, sabes que puedes contarme cualquier cosa, que es lo que te pasa? Llevo media hora intentando no vomitar en tu lomo criatura del infierno, me estás asustando.
Syrax respondió con una bola de fuego en su dirección y varios rugidos. Después de terminar oliendo a azufre más de lo que lo hacía normalmente, volvió a intentarlo.
-Sabes, si no me cuentas qué te pasa nos terminarás poniendo en peligro, habla de una vez Syrax y deja de chamuscar me con tu aliento a dragona, desquiciada! -Syrax al fin decidió responder.
-Rhaenyra estamos muy cerca de ella.
-De quien si puede saberse. Que yo sepa no conocemos a nadie en Windred.
-De mi omega, alfa imbécil. De que otra manera podría exaltarme tanto. Desde aquí huelo su aroma. Huele a mí hogar Rhaenyra.
Ahora si que fue el turno de Rhaenyra de exaltarse.
-Ni hablar! Estás loca? Los únicos dragones de este reino son de la familia real!
-Bueno. Y exactamente que problema tienes si tú vienes a pedir la mano de la princesa, imbécil!
-No es ni por asomo comparable una unión de unificación de reinos a una imprimación Syrax! No puedes imprimarte en otro dragón real, que se supone que voy a decir?!
-Pues muy fácil alfa idiota. Que tú dragona a encontrado al amor de su vida. Que más vas a decir si no?! Es una pequeñez. Vienes a ofrecer tu mano a la segunda princesa más importante de los siete reinos después de ti Rhaenyra, ofreces el trono de los siete reinos y tú sensual y agradable compañía, no sé van a negar a que tú dragona sea parte de la guardia formal de dragones no?
-Syrax es completamente distinto... Pero bueno. No soy nadie para separarte de tu destinada. Solo espero que no sea la dragona de la princesa.
A varios kilómetros, reino de Windred y para la mala suerte de Rhaenyra.
La princesa Aerin intentaba calmar a su omega dragona, Saya.
-Por favor Saya que es lo que te ocurre.
-Aerin, está aquí. Mi alfa está en camino! -Aerin jadeó sorprendida. La única dragona aproximándose a la isla era la de su posible prometida, la princesa Targaryen.
-Estas segura de estar sintiendo a tu alfa?
-Si! Por supuesto que sí! Los dragones somos aún más susceptibles y sensibles a la conexión de nuestra alma gemela. La sentimos a varios kilómetros dando igual que sea la primera vez.
-Saya... Ya sabes que el único dragón de camino al reino es la dragona de Rhaenyra Targaryen, Syrax?
Inmediatamente después de pronunciar el nombre de Syrax, Saya se desmayo ocasionando también que Aerin perdiera el conocimiento.
Los guardianes del jardín de dragones se apresuraron a comunicar a los reyes el altercado de la princesa. Y en pocos minutos atendieron a la jinete y su dragona. La reina Rosalía encargándose de su hija y el rey Vandever de Saya.
Cuando Rhaenyra aterrizó en los jardines del castillo de Windred supo que no había tenido la suerte que esperaba. Los reyes corrían apresurados a su llegada. La reina siendo la primera en llegar y presentarse. Asombrándose por el parecido de Syrax y Saya.
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Sangre y Fuego
Science FictionRhaenyra Targaryen, princesa de Rocadragón, alfa sangre pura heredera al torno, primera de su nombre. Reina de los Ándalos y los Rhoynar y los primeros hombres, Señora de los siete reinos. Tras la traición de su mejor amiga y la enfermedad de su pa...