Inesperado ꩜ .ᐟ Maxley // AU .ᐟ

𝐕𝐈

El sol se colaba por las ventanas del salón, creando un ambiente cálido y acogedor. Brad y Max, cómodamente sentados en el sofá, seguían buscando una película de comedia que ambos pudieran disfrutar. El control remoto pasó de mano en mano, con cada uno sugiriendo títulos y descartándolos casi de inmediato.

—. ¿Qué te parece esta? —preguntó Max, señalando una película con una portada llamativa.

—Nah, esa es demasiado tonta incluso para mí —respondió Brad, frunciendo el ceño.

Finalmente, encontraron una película que parecía ser del agrado de ambos. Max se recostó en el sofá, el castaño se acomodó a su lado, y comenzó la película. Al principio, ambos estaban un poco tensos, pero a medida que avanzaban las escenas, empezaron a relajarse y disfrutar del humor ligero de la película.

—¡Esa broma fue realmente buena! —exclamó Max, riendo a carcajadas.

—Sí, no está mal —admitió Brad, sonriendo.

Conforme la película avanzaba, Max se dio cuenta de lo fácil que era estar con Bradley, a pesar de todo lo que había pasado entre ellos. Sentía que el ambiente se volvía más ligero y que la compañía de brad le aportaba una sensación de paz que no había experimentado en mucho tiempo.

Cuando la película terminó, ambos se quedaron en silencio por unos momentos, simplemente disfrutando de la compañía mutua. Brad fue el primero en romper el silencio.

—¿Sabes? —dijo, girándose para mirar a max—, me alegra que estemos aquí, así, juntos.

Max asintió, sintiendo una calidez en su pecho que no podía negar.

—Sí, a mí también me alegra. Creo que necesitábamos esto —respondió, mirándolo a los ojos.

Max sonrió y, por un momento, todo parecía estar bien en el mundo. Sin embargo, había una sombra de preocupación en su mente que no podía ignorar.

— No quiero que pienses que estoy jugando contigo. Realmente quiero que esto funcione, sea lo que sea.

Brad suspiró y tomó la mano de Max, apretándola ligeramente.

—Lo sé, Max. Yo también quiero que funcione. Podemos tomarlo con calma, no hay prisa. Lo importante es que estamos aquí, intentándolo.

Max asintió, sintiéndose un poco más aliviado.

—Gracias, Brad. Eso significa mucho para mí.

—Para mi también —respondió Brad, sonriendo.

Se quedaron en silencio de nuevo, pero esta vez el silencio no era incómodo. Era un silencio lleno de promesas y posibilidades, un nuevo comienzo para ambos.

—¿Qué te parece si pedimos algo de comer? —sugirió Max, de repente—. Podríamos pasar el día juntos, relajándonos, además es sábado.

—Me parece una excelente idea —dijo Brad, sonriendo ampliamente—. ¿Qué te apetece?

—¿Pizza? —propuso Max, con una sonrisa traviesa.

—Pizza suena perfecto —respondió el castaño, levantándose para buscar su teléfono y hacer el pedido.

Mientras esperaban la comida, se sentaron de nuevo en el sofá, esta vez hablando de cosas triviales y riendo como si no hubiera pasado ningún tiempo entre ellos. Cada palabra, cada risa, ayudaba a curar las heridas del pasado de max y a construir algo nuevo y hermoso.

La pizza llegó y ambos se lanzaron sobre ella con entusiasmo. Comieron, rieron y hablaron hasta que el sol comenzó a ponerse, llenando la habitación con un cálido resplandor anaranjado. Se sentía como si el tiempo se hubiera detenido y solo existieran ellos dos en ese pequeño mundo que habían creado.