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—Caminas muy rápido, Rinnie

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—Caminas muy rápido, Rinnie. —Se quejó la chica tratando de alcanzar a Itoshi.

Rin se detuvo a mirarla, regresando a ella para tomarla de la mano y caminar a su lado. Harajuku les sonreía a ambos, después de un regalo inesperado estaban vagando por ahí con los nervios de punta.

Rin admiraba el boleto en su mano, mientras ella trataba de mirar las tiendas a su alrededor. Un sentimiento amargo de instalo en el pecho de Rin, algo ajeno y nostálgico.

—Desde ese día nevado que nos separamos, no lo hemos vuelto a ver. Y sin embargo, tuvo el descaro de enviarnos esto directamente. —Habló mirando el boleto, Satō levantó la vista para ver sus facciones relajadas.

—Su entrada para el partido triunfante de Japón. —Completo ella

—Ah maldición, eh estado así de cerca.. Pero, ¿Deberíamos ir realmente? —Susurró detallando sus sentimientos. Satō lo volvió a mirar poco convencida y asintió levemente.

—Todavía estoy dudando. —Habló la de cabello castaño, reajustando el agarre de la mano de Rin.

Pero Rin estaba inconforme, dudando caminó buscando un lugar con sombre en ese día tan caluroso. Sin notar lo cálida que se sentía la mano de ella y lo perfecto que encajaban sus dedos al momento de ser entrelazados.

Itoshi soltó su mano para guardar el boleto en su pequeña mochila que llevaba, siendo ella quien juntara sus manos nuevamente sin que Rin se quejara en lo absoluto.

—¿En qué demonios estaba pensando al enviar esto? —Susurró Satō al ver tenso a su chico, sabiendo con claridad el motivo de su distracción.

—Esa escoria, después de decir esas cosas..

Pero Rin estaba frustrado, cansado y se sentía enfermo. Quería vomitar, o tal vez solo se sentía nervioso siendo su claro semblante de Poker si ayuda para no demostrarlo. Pero Satō podía leerlo.

Satō se detuvo enfrente de una tienda para mirar su reflejo en el cristal, Rin hizo lo mismo para después quejarse de su parecido con Sae.

—Rin, sigamos. —Dijo ella adelantándose, con el cuerpo de Itoshi siguiéndola decidió dedicarle una mirada al boleto que llevaba ella en su mano.-El solo estar vivo pone irritado a Rin, tal vez comer algo dulce.

Como si Rin leyera su mente la arrastró a una cafetería, pidiendo una taza de té mientras Rin pidió un dulce Mont Blanco.

—Este Mont Blanco es bueno. —Dijo llevando su taza a sus labios, Satō lo miró con una sonrisa y comió un poco de su pastel de fresa.

—Creo que el azúcar ayuda con la irritación. —Dijo ella distrayendo a Rin de sus pensamientos intrusivos, Itoshi parecía escucharla con atención.

—Quiero comer algo salado. —Susurró para después pagar y arrastrarla a otro restaurante. —El Ochazuke es lo mejor.

Satō comía la comida favorita de Rin, mirándolo disfrutar cada bocado que se llevaba a la boca. Ella sabía que Rin tenía que comer Ochazuke al menos dos veces al día o no estaría en forma.

𝐖𝐡𝐢𝐭 𝐋𝐨𝐯𝐞, 𝐈..    - 𝐈𝐭𝐨𝐬𝐡𝐢 𝐁𝐭𝐡𝐫𝐬. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora