2- Borrachera

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Lo genial del alcohol es que puedes tomarlo como excusa para hacer algunas tonterías y decir que no recuerdas nada, lo malo del alcohol es que puedes hacer tonterías y no recordar nada.

Mi caso es el segundo.

No debí aceptar venir a la fiesta de Roier, Roier es popular y ni siquiera se bien porque me habla, pero es que asi es Roier, le habla a todos.

Tiene carisma natural que atrae a todos como si fuera el mismísimo sol.

Amar a Roier y seguirlo es fácil, como una segunda naturaleza de quienes le conocemos.

Asi que cuando me puso el vaso de cerveza en las manos, fue difícil decir que no tengo tolerancia al alcohol.

Dificil porque lo imposible fue negarme ir a esa estúpida fiesta.

Recuerdo cuando me senté en el sofá y el mundo daba vueltas. Recuerdo pensar "A la mierda, lo hare" cuando Rubius estaba frente a mi riéndose de algo que alguien dijo.

Recuerdo que me miro fijamente con esos ojos verdes y por primera vez las rodillas no me temblaron, pero se me olvido respirar, se me olvido hablar y al mundo se le olvido detenerse un momento y comenzó a dar vueltas otra vez.

Tantas vueltas que me maree.

–¿Estas bien?— El pregunto bajando el vaso, tomando mis hombros.

Yo abrí la boca, necesitaba preguntarle su nombre, su teléfono, sobre si podía entrar a su vida y quedarme.

Y en cambio yo vomite.

Carajo, le vomite encima.

Lo demás es borroso.

Rubckity WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora