Travesía en otro mundo: One Piece

Parte 20: Nuevo Rey de los Piratas

A la mañana siguiente.

Neodimio comenzó a despertarse lentamente. Sus párpados se abrieron poco a poco, y una luz blanca en el techo le lastimó la vista, producto de las múltiples luces del interior del nuevo Polar Tang. A pesar del deslumbramiento, su vista se fue aclarando, y al llevarse la mano a la frente, sintió algunas punzadas.

—¿Dónde estoy? —murmuró, aún desorientado.

Bepo, que estaba atento a cualquier cambio, se percató de inmediato de que Neodimio había despertado. —¡Capitán! ¡Neodimio está despierto! —gritó emocionado mientras corría en busca de Law.

Neodimio, todavía confuso, miró a su alrededor. Se dio cuenta de que estaba conectado a una máquina que monitoreaba sus signos vitales. A su lado, una pantalla mostraba una serie de datos que no entendía completamente. También tenía un suero conectado a uno de sus brazos.

Law entró en la sala, seguido de cerca por Bepo. —Sombrero de paja-ya se pondrá muy feliz. Me alegra que hayas despertado, sufriste terribles daños —dijo Law, con una sonrisa de alivio.

Neodimio, aún tratando de procesar todo, miró a Law con una mezcla de curiosidad y confusión. —¿Cómo llegué aquí? ¿Dónde está Luffy?

Law, con su calma característica, se acercó a Neodimio. —Los almirantes dejaron a Luffy muy herido. Su familia lo ayudó a derrotarlos. Mientras tanto, Luffy me encontró y me pidió ayuda para ti. La noche anterior te dejó con nosotros para que te operara y pudieras descansar en mi barco.

Neodimio asintió lentamente, empezando a recordar los eventos anteriores. —Gracias por ayudarme, Law. Pero... ¿puedo irme ya? Me siento con más energía y quiero ver a Luffy.

Law lo miró seriamente. —Puedes irte, pero aún no estás en condiciones adecuadas. Debes descansar lo más que puedas.
Neodimio, intrigado, preguntó: —¿Entonces por qué me dejas ir?

Con una sonrisa traviesa, Law respondió: —Porque tienes que estar ahí. Es el momento de Luffy y yo también iré. Además, sé que no te detendrás, así que es mejor que lo hagas con algo de cuidado.

Neodimio agradeció sinceramente a Law. —Gracias, Law. No sé cómo podré pagarte esto.
Law sacudió la cabeza. —No es necesario, solo asegúrate de estar en tu mejor forma para lo que venga.

Neodimio se desconectó de las máquinas con cuidado, se levantó y salió del Polar Tang.

Afuera, la mañana era fresca y hermosa, a pesar del caos que había ocurrido la noche anterior. El sol apenas comenzaba a elevarse, bañando la isla con una luz dorada. Había muchos barcos piratas alineados en la costa, esperando uno de los momentos más importantes en la historia.

Neodimio vio el Sunny estacionado a un lado del Polar Tang, pero Law le advirtió: —No vayas ahí. El Sunny está vacío.

Con energía renovada, Neodimio decidió buscar a la tripulación. Mientras caminaba, notó la presencia de numerosos barcos piratas conocidos y embarcaciones de los revolucionarios, algo que le resultó inusual. Parecía haberse perdido una gran fiesta.

Bartolomeo lo vio salir y corrió hacia él con una enorme sonrisa. —¡Neodimio-senpai! —exclamó, casi saltando de alegría—. ¡Eres increíble! Me encantó cómo te viste en tu forma de serpiente emplumada. Soy tu mayor fan.

Neodimio, aunque algo abrumado, sonrió ante el entusiasmo de Bartolomeo. —Gracias, Bartolomeo. ¿Sabes dónde está Luffy?

Bartolomeo señaló una colina. —Está allá arriba, en la cima.

Neodimio comenzó a subir la colina. A medida que avanzaba, observaba con asombro los barcos piratas conocidos y las embarcaciones revolucionarias. La isla parecía diferente, más imponente. Supuso que finalmente habían llegado al centro de Laughtale, donde se encontraba el legendario One Piece.