Capítulo 9 Ilusiones fallidas

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  -No podemos volver a hacer esto, eres menor y vives en la misma casa que yo.-

-Has sido tú quien me ha besado- Dije enfurruñada pero con una mirada de tristeza a la vez que de sorpresa.

Antes de que pudiéramos decir algo más, alguno de los dos, por suerte o por desgracia, entró mi madre a la cocina. No sé qué hubiera pasado si hubiera entrado minutos antes, posiblemente no seguiría aquí.

-¿Que tal vais con la comida chicos?-

-Bien mama, gracias- Respondí yo disimulando, para que no se diera cuenta de que solo habíamos sacado cuatro cosas de la bolsa.

-¿¡Bien?!-Alzó la voz al levantar la vista y ver que aun ni habíamos empezado.

-¿Pero qué habéis estado haciendo?- Se puso un silencio incómodo y la mirada de Will y la mía se cruzaron vergonzosas y cortantes. No estoy segura si mi madre llegó a sospechar algo, antes de irse por la puerta de la cocina nos fulminó con la mirada a los dos, como si supiera algo.

Yo seguí sacando cosas de la bolsa para no dirigirle la pasada a Will y olvidar lo que había pasado. El en cambio se acercó a mi

-Me tengo que ir- Dijo con un tono serio y borde mientras se colocaba el reloj que lucía en su musculosa muñeca.

-Y te advierto que como digas algo a tu madre te las veras conmigo-

¿Espera que? Primero me besa y luego se va sin importarle dejarme a cargo de toda la lista y para colmo me amenaza.

-No, no, tu no te vas a ningun lado-

Antes de que pudiera decir algo más se dirigió a la puerta y la cerró en mis narices. Will era un estupido con todas las letras, pero tenía algo que me hacía olvidarlo cuando estaba cerca. Intenté asomarme por la ventana para ver si alguien le esperaba afuera, pero no. Se subió a su moto y se fue pitando como si tuviera muchas ansias de llegar a su destino.

El resto del día me la pase tachando cosas de la lista. Con suerte acabé a tiempo para la barbacoa, que era esa misma noche. Ya eran las 20:00 pm y me preparé para la barbacoa. Me puse un vestido blanco, estampado con unas florecillas azules ajustado al cuerpo. Mi madre y yo empezamos a colocar todas las banderillas por el jardín y a preparar la mesa para cenar, hasta que se dio cuenta que Will no estaba allí.

-Jenna ¿Dónde está Will?-

-Will... Will está en...- No me salían las palabras, no sabia que decir, por un lado quería delatarlo y que le castigaran, pero por otro había algo que me lo impedía. Estaba apunto de dar una respuesta cuando..

-¿Decias algo, Jen?- Note como en su mirada se podía ver el miedo por si lo delataba, y eso me gustaba. Al fin y al cabo yo no era la única que podía temer.

-¿Dónde se suponía que estabas Will?-Salto mi madre enfurruñada y extrañada.

-Estaba comprando algunos detalles para que todo sea perfecto.-Respondió haciendo un repaso de todo mi cuerpo haciéndome sentir incómoda e insegura.

-Eres tan bueno Will-

¿Bueno?, ¿Will? Will era de todo menos bueno, que equivocada estaba mi madre ¿Pero dónde estuvo Will toda la tarde? ¿Por qué se fue con tanta prisa?

-Estas muy guapa niñita- Dijo susurrándome al oído disimuladamente.

-Gracias, pero no puedo decir lo mismo.- Guapo era poco, estaba claro que le estaba mintiendo y él lo sabía. No tenía ni idea de cuándo se había cambiado de ropa, pero lucía unos vaqueros cortos azules y una camiseta blanca de tirantes ajustada al cuerpo, además de su pelo moreno despeinado. Will era realmente atractivo, y aquella noche estaba realmente guapo. Pero la cosa entre nosotros no podía ser ¿Qué pasaría cuando se acabara el verano y yo volviera a mi ciudad? ¿Qué pasaría si mi madre se enterara? Podrían pasar tantas cosas si Will y yo saliéramos que nos impiden que eso pase. Ademas, no estoy segura si él querría que pasara. 

El verano que te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora