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Le paso la maleta al conductor del autobús para que él la guarde dentro del maletero.

— ¡Clau! —me llama Ansu desde la puerta del autobús— ¡Ven a sentarte con nosotros!

Le sonrio y le indico que "Si" con el pulgar hacia arriba. Unos segundos después ya estoy sentada en la penúltima fila junto a mi hermano, yo en la ventanilla.

Vamos de camino al aeropuerto para coger un vuelo hacia Las Vegas, donde tendrá lugar el Clásico contra el Real Madrid. Esta vez no han convocado a Bea, por lo que me ha tocado venir con un par de compañeros —a quienes no conozco— y mi hermano me ha dicho que me una a él y sus amigos. Aunque ya los considero mis amigos también.

— ¿Quien pone la música? — pregunta Ferran, levantando la mano que sostiene el altavoz.

— ¡Yo! — pido, rápidamente.

— Joder, ahora nos toca casi una hora de trayecto con canciones del Myke Towers en bucle — se queja mi hermano, soltando un resoplido.

— Pues bien que luego las cantas todas — me defiende Pedri, sentado en el asiento del fondo en el medio.

Pablo lo mira mal.

— Se supone que eres mi amigo — dice remarcando el "mi".

— Pero soy justo — se encoge de hombros.

Como todos esperan, estoy a punto de poner mi playlist de seis horas de Myke towers, pero entiendo que no a todo el mundo le gusta y pongo la playlist más general que tengo.

Empieza a sonar Despechá de Rosalia y, para mi sorpresa, casi todos la cantan, incluso algunos extranjeros. Se nota que todos aquí tienen Tiktok.

Llegamos al aeropuerto y los chicos se paran para hacerse fotos con los fans mientras que hago algún vídeo por si acaso. Embarcamos y esta vez me senté junto a Ansu por las quejas de Pablo sobre que "le hago bulling".

Si, lo único que he hecho a sido llevarle la contraria en todo.

—Bueno, esta vez te dejo tranquila porque tengo demasiado sueño como para sonsacarte información.

Suelto una risita y niego con la cabeza mientras él se pone un antifaz para tener menos luz.

Él se sienta al lado de la ventana, mientras que a mi me toca en el pasillo. Justo en la fila de al lado están Pedri y Pablo. El segundo está en el lado de la ventana. Me giro para mirarlos pero me encuentro con la mirada del canario.

Me indica que mantenga silencio posando un dedo frente a sus labios y luego me señala a mi hermano ya dormido.

Una de las grandes cualidades que envidio de mi hermano es la facilidad que tiene para dormir.

— Oye —giró mi cabeza y encuentro a Ansu con medio antifaz levantado—, si Gavi está durmiendo y yo también quiero dormir, me cambio con Pedri por si queréis hablar.

Me giro hacia el canario para ver lo que piensa y veo como le guiña un ojo al moreno pero, cuando me ve, vuelve a actuar normal. Frunzo el ceño con confusión ante el gesto, pero se me olvida el tema cuando escucho un fuerte golpe. Este proviene de la mesa de cuatro en la que Araujo, Ferran, Frenkie y Dembélé están jugando al Uno.

— ¡¿DE DONDE CARAJO SACARON TODOS UN MÁS CUATRO?! — exclama el uruguayo mirando a sus compañeros con expresión de enojo.

— ¡Shh! — lo chistan los otros tres.

Vuelvo a mi lugar cuando noto como Ansu se está levantando de su asiento dispuesto a cambiarlo con el de Pedri. Este me mira como preguntando si estoy de acuerdo y me encojo de hombros con indiferencia.

Tu y yo | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora