0 1 9

1.2K 86 1
                                    

Ya hace un mes desde que terminamos la gira por las vegas, y de que jugamos nuestro primer partido de la temporada. De hecho, hace dos dias que jugamos un partido de liga contra el Elche y ganamos 3-0. Cada vez me siento más cómoda en mi trabajo, más bien con mis compañeros. Bea, Adrián y yo estamos casi siempre juntos en el trabajo y a veces viene Sarah. Sergio me ha hablado de posibilidades de trabajar como fotógrafa, pues la carrera que estudié era de fotografía y dice que incluso que las fotos que hago con el teléfono son increíbles. Eso es lo que me ha mantenido con una sonrisa durante toda la semana.

Con Pedri las cosas estan un poco... como decirlo... raras. Como era de esperar, para que engañarnos. La verdad es que siento que él está teniendo demasiada paciencia, porque yo me limito a saludarlo y a actuar con educación, es decir, sin meterme en conversaciones pero sí que hablando con él lo justo y necesario. Pedri siempre intenta continuar la conversación, fingiendo que no le importa, pero de un momento a otro termina soltando un suspiro y se marcha con alguna excusa y con la mandíbula apretada.

No me enorgullezco y se que huir es de cobardes, pero más vale prevenir que curar. Sigo pensando que es estúpido no poder tener ninguna relación con él.

Todo esto lo pienso mientras camino por la playa, mientras el sol se posa. Es algo que he empezado ha hacer hace poco: pasear por lugares casi vacíosy hacer fotos. Es como mi terapia.

Se que a mucha gente le parece una tontería todo esto, pero a mi me fascina. Me encanta la forma de inmortalizar momentos para siempre. Hacer una foto de algo que sabes que va a cambiar en un par de minutos, pero que en la foto seguirá igual de bonito para siempre.

La fotografía me ha apasionado desde siempre, a mi padre también le gusta y siempre me ha hablado y enseñado sobre el tema. Él no se dedica a eso, pero si que le gusta ver que yo estoy intentando conseguir lo que él no pudo o simplemente no tuvo la vocación suficiente.

De hecho, tengo una cuenta en redes sociales anónima en la que solamente publico fotografías. Me gusta leer los comentarios de gente ajena a mi persona que me preguntan interesados sobre los lugares, o sobre la inspiración de la foto. La verdad, no es por que lo diga yo, tengo bastante apoyo. Ciento cincuenta mil seguidores, para ser concretos.

Sigo caminando, y ya no solo con el objetivo de hacer una foto interesante, sinó que tambien con la intención de calmar mi cabeza durante unos meses segundos, pues tanto pensar me esta empezando a pasar factura y hay veces en las que me desconcerto en el trabajo.

De repente escucho a alguien gritar mi nombre y no me cuesta demasiado reconocer al dueño de esa voz, el acento lo delata. Me tenso al momento. Bajo la cámara y me giro lentamente.

Pedri se encuentra en la pasarela que hay en la arena y me hace señas con la mano para que me acerque. Para nuestra suerte, es un aplaya en la que —a pesar de que todavía es verano— no suele haber mucha gente, sobretodo a esta hora.

— Hola — saludo una vez estoy frente a él.

— Hola, — se acerca a mí para darme dos besos y yo se los devuelvo — ¿que hacías?

— Pasear y hacer fotos — respondo señalando la playa con mi brazo —. Me relaja.

Él asiente mientras me mira fijamente, cosa que logra ponerme nerviosa. Eso es lo único que no ha cambiado, el efecto que tiene en mí. Yo pensé que dejaría de sentirme tan atraída a él si dejaba de ser tan cercana a él, pero me equivocaba.

— ¿Tu que haces aquí? — rompo el hielo, porque su mirada comenzaba a hacerme sentir pequeña.

— Tu hermano me ha pedido que te pase a buscar — fruzo el ceño, confusa ante su respuesta y él, al notarlo, se explica — He ido a recoger un paquete y me pillaba cerca — asiento esta vez yo, a pesar de que me parezca un poco extraña la situación — Si quieres espero un poco, por si quieres hacer más fotos.

Tu y yo | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora