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Aixa sintió que estaba caminando y se sintió tan confundida ya que recién estaba sentada mirando el aburrido discurso del nuevo director del colegio. La situación era tan surrealista que su mente no lograba procesar cómo había llegado hasta allí.

Cuando su vista mejoró, Aixa se dio cuenta de que estaba sujetando el brazo de un hombre que la estaba guiando hacia un "altar". Todo a su alrededor tenía un aire de solemnidad forzada, y las caras a su alrededor parecían ajenas a su desconcierto.

《¿Qué carajos?》pensó Aixa al escuchar una música muy familiar. Era la música que se usa cuando te estás casando. Aixa estaba todavía más confundida, sintiendo una creciente sensación de pánico en su pecho. De repente recibió recuerdos que no eran de ella. Fragmentos de una vida que no reconocía se agolparon en su mente.

《El típico cliché de la transmigración》. Aixa se dio cuenta de que la estaban casando a la fuerza. Ella era una Aixa de otro mundo, aunque todavía estaba confundida. La sensación de desesperación aumentaba con cada segundo.

Aixa no estaba dispuesta a casarse con aquel viejo gordo que vio en sus recuerdos. La Aixa de este mundo había sido vendida por su propia familia a un rico, pero no tan rico. La indignación y el asco se mezclaban en su mente al recordar la apariencia y actitud del hombre que la esperaba en el altar.

Encima, el viejo de 60 años era gordo, con canas y arrugas. Literalmente era un pervertido, ya que la Aixa de este mundo acababa de cumplir ×× años. El pensamiento de pasar el resto de su vida con alguien así le resultaba intolerable.

Y el hombre que la estaba escoltando al altar era nada más ni nada menos que el hijo de puta de su padre. La traición de su propia sangre hacía que la situación fuera aún más insostenible.

《A correr se ha dicho》pensó Aixa antes de liberarse de su supuesto padre y salir corriendo de aquella iglesia. Sin pensarlo dos veces, reunió todas sus fuerzas y se soltó bruscamente.

—¡AIXA! ¡REGRESA! —gritó su supuesto padre, quien venía corriendo detrás de ella. El pánico en su voz era evidente, pero no por preocupación, sino por el temor a las consecuencias de perder a su "mercancía".

Aixa tuvo que esquivar ágilmente a los guardaespaldas que estaban en la puerta de la iglesia. Su vestido largo y pesado no ayudaba, pero la adrenalina le daba la agilidad que necesitaba.

Al salir, visualizó un coche que estaba enfrente de la iglesia y, sin importar nada más, tiró el ramo de flores que tenía, se alzó aquel vestido largo y salió corriendo hacia dicho coche. La idea de escapar en un vehículo le daba una esperanza renovada.

—¡VÁMONOS! —ordenó Aixa al subirse al coche negro que vio. Su voz temblaba, pero estaba decidida. No había vuelta atrás.

Lo único que se dio cuenta Aixa fue que se sentó en el regazo de alguien, pero no le dio importancia ya que estaba más concentrada en salir de allí que en otra cosa. La urgencia de la situación no le permitía fijarse en detalles.

—¡AIXA! —Aixa escuchó el grito de su padre más cerca—. Ven aquí, maldita desagradecida... —El sonido de su voz se desvaneció cuando el coche arrancó y se alejó de aquella iglesia. Su escape había sido exitoso, al menos por el momento.

—Uff —lanzó un suspiro de alivio, sintiendo que por fin podía respirar un poco. La tensión comenzaba a desvanecerse, aunque su corazón seguía latiendo con fuerza.

Las personas de aquel coche simplemente se quedaron calladas y estaban en shock al ver a una novia salir corriendo de una iglesia y subirse en su coche para huir. Sus rostros reflejaban la sorpresa y la curiosidad.

—Gracias, me salvaron la vida —agradeció Aixa. Los otros no podían ver su rostro por el velo que portaba, pero su tono de voz dejaba claro su alivio y gratitud.

—No hay de qué —escuchó Aixa detrás suyo, una voz bastante conocida para ella. Una voz que le resultaba demasiado familiar en su tono juguetón y despreocupado.

《No me digas...》pensó Aixa en shock al reconocer dicha voz tan juguetona y despreocupada. La posibilidad de lo que estaba ocurriendo la dejó atónita.

Aixa, al fijarse bien en quiénes estaban en aquel coche, quedó en shock otra vez. Algo que nadie en aquel coche se dio cuenta debido al velo de novia. El descubrimiento era asombroso.

En el coche estaban los personajes de anime que Aixa veía: Ijichi, quien manejaba bastante nervioso; en el asiento del pasajero estaba una Nobara Kugisaki mirándola con curiosidad; al girar la cabeza vio a un Fushiguro Megumi mirando el paisaje por la ventana del coche y a su lado, un bastante curioso Itadori Yuji. La escena era tan surrealista que le costaba asimilarla.

《Entonces estoy en el regazo de...》pensó Aixa, cada vez más perpleja. Su corazón latía con fuerza y simplemente se desmayo; el shock era demasiado para ella.

... Continuará.

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Aixa: de origen árabe, significa "la que es vital".

La huida - [Gojo Satoru ♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora