Capítulo 14

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•Llamada de medianoche•

(Perspectiva Carlisle)

Me encontraba en casa, sentado en el escritorio de mi despacho revisando papeleo del hospital, era bastante tarde, había pasado más de las doce, no podía decir que estaba cansado pues dejé de sentir eso hace mucho, pero ansiaba relajarme en mi cama.

Aún no había acabado pues mi mente estaba divagando en la cita que tuve un par de días atrás con Ada, no dejaba de pensar en su rostro, la manera tan adorable con la que me miraba y en el calor que su cuerpo desprendía y se fusionaba con mi fría piel, cada recuerdo despertaba en mi una oleada de calidez en mi interior, había creído olvidada aquella sensación.

Solté un suspiro y me recosté en la silla, pasando mi mano sobre mi cabello. Por un momento me permití perderme en el recuerdo de su risa y la ternura de sus caricias. La imagen de Ada me envolvía, y con cada pensamiento sobre ella, sentía un anhelo creciente por volver a tenerla entre mis brazos, por sentir su calor y compartir con ella noches interminables de pasión y amor.

Mi cuerpo reaccionaba intensamente a esos recuerdos; era como si cada fibra de mi ser ardiera con deseo al pensar en sus manos recorriéndome, en la manera en que sus dedos se deslizarían por mi piel, quemándome a su paso. Sentía como si estuviera perdiendo la cordura poco a poco, consumido por la necesidad de tenerla cerca, de saborear de nuevo sus besos y perderme en ella.

Incapaz de contener la oleada de sensaciones, me levanté bruscamente y me dirigí al baño para refrescarme. El agua fría contra mi piel era un intento desesperado por calmar el fuego que Ada había encendido en mí.

Cuando volví a mi despacho, escuché el sonido del teléfono. Rápidamente me dirigí hacia él y lo cogí. Al otro lado, pude escuchar la voz entrecortada de Ada; estaba sollozando. Supe al instante que algo malo había ocurrido.

—Carlisle— su voz se quebró, llena de angustia.

—¿Estás bien? Es muy tarde ¿Qué te ha pasado?— pregunté preocupado.

—Necesito...te necesito— Y colgó abruptamente.

Cuando la llamada se cortó, no dudé ni un segundo. El miedo se apoderó de mí, empujándome a la acción. Salí corriendo hacia la entrada de la casa, agarrando las llaves del coche al vuelo. Me subí rápidamente al coche, mis manos temblaban mientras encendía el motor. Conduje hacia su casa a toda velocidad. Cada segundo que pasaba parecía una eternidad, y mi mente se llenaba de imágenes de Ada, sola y angustiada, necesitando mi ayuda. No podía permitir que algo le ocurriera; la urgencia de llegar a ella lo más rápido posible se convirtió en mi único pensamiento.

Cuando llegué a la casa de los Swan, encontré a Ada sentada en las escaleras del porche, sollozando con la mirada perdida en el suelo. Tan pronto como me vio bajar del coche, se levantó y se acercó a mí. La desesperación en su rostro me desgarró el alma.

—¿Estás bien? —pregunté, agarrando su cara entre mis manos con suavidad. Ella negó con la cabeza, sus ojos llenos de lágrimas.

Ada me agarró la mano y me llevó dentro de su casa.

Recorrimos toda el lugar hasta llegar a su habitación. Una vez allí, cerró la puerta y me invitó a sentarme con ella en su cama. Cuando nos sentamos, pude notar la tensión en su cuerpo mientras trataba de encontrar las palabras.

—No se que está pasando...pero estoy— cogió aire —Tengo sueños muy extraños, en los que aparecéis tu y tu familia, mi propia familia y también los... Vulturi.

—¿Los Vulturi?— pregunté, curioso.

Ella asintió, su expresión estaba llena de preocupación —Tengo miedo, porque no son sueños normales...Es como si fueran recuerdos mezclados. Siento como si alguien se estuviera metiendo en mi cabeza y eso me asusta.

—¿Qué tipo de recuerdos?— Ada se quedó en silencio observándome con una mezcla de vulnerabilidad y miedo —Vamos, puedes confiar en mi.— la animé, acercándome un poco más, intentando transmitirle seguridad.

Ella respiró hondo y empezó a hablar, con su vocecita temblorosa pero decidida.

—Veo cosas que no entiendo. Imágenes de lugares y personas que parecen familiares, pero al mismo tiempo desconocidas. Hay momentos en los que siento que estoy viviendo recuerdos ajenos, y eso me aterra. Los Vulturi están ahí, siempre observando con miradas burlescas, es como si supieran algo que yo no. Y siempre dicen cosas crueles que no llego a comprender.

(Perspectiva Ada)

"Tu destino está sellado, Ada. No lo volverás a ver, ni a él ni a su familia. Los lazos que os unen serán desgarrados por mi, Aro Vulturi. Serás nuestra, no habrá vuelta atrás, ni para tí, ni para ellos. Sufriréis por lo que hicisteis"

Un escalofrío recorrió mi espalda mientras esas palabras resonaban en mi mente. La sensación de haber perdido algo invaluable me dejó consternada y desamparada en medio de la oscuridad del palacio. El miedo se apoderaba de mí, y la amenaza en la voz de Aro se hacía más tangible con cada segundo que pasaba.

A pesar de que luchaba por negar esas palabras, sabía que algo sombrío se ocultaba detrás de aquella advertencia, una verdad que me amenazaba con separarme para siempre de, al parecer, mi ser amado. La desesperación se instaló en mi corazón, y la certeza de que estaba en peligro, de que todos estábamos en peligro, me dejó paralizada.

Cada sombra en el palacio parecía susurrar la misma sentencia, y la opresión en mi pecho crecía con la urgencia de encontrar una salida, de salvar a quienes amaba. Pero la oscuridad me rodeaba, y la amenaza de Aro se cernía sobre mi como una nube negra, dispuesta a arrebatarme todo lo que tenía."

—Mis padres estuvieron de su parte, y-yo conviví con ellos, no se por qué... n-no se de que me quieren apartar.— Carlisle guardó silencio, parecía pensativo. —Esos recuerdos se que no son míos.

Negó con la cabeza —Si son tuyos, Ada— Me miró directamente a los ojos —Tu crees que no, pero lo son y...— aclaró su garganta —Ahora creo entender el porqué de la pérdida.

Cuando Carlisle dijo aquello, la confusión se apoderó de mí. ¿Por qué decía eso? Sentí como si el suelo se desmoronara bajo mis pies. Miré su rostro, buscando alguna señal, alguna pista que me ayudara a entender sus palabras. Pero no encontré nada más que una seriedad que me inquietaba

—¿Cómo puedes estar tan seguro?— le pregunté, mi voz era apenas un susurro lleno de dudas. Carlisle me miró con una mezcla de compasión y algo más que no pude identificar.

—Deja que te lo explique...

Se quedó toda la noche en vilo conmigo, tratando de hacerme recordar. Me contó cada cosa que pasó entre nosotros, por que sí, hubo un nosotros. Me habló de cada detalle, con una paciencia infinita que solo él podía transmitir. Sentí la fuerza de su mano mientras me sostenía, su cercanía me daba un consuelo inesperado. Cada palabra suya era un intento de guiarme de regreso a un pasado que parecía haberse desvanecido de mi mente.

—Recuerda cuando nos conocimos, Ada, y cómo nuestras vidas se entrelazaron. Tienes que recordar las risas, los momentos compartidos, todo lo que significamos el uno para el otro —dijo acariciando mi mano suavemente. Sentí su sufrimiento al pronunciar esas palabras.

La noche avanzaba, y con ella, los recuerdos intentaban regresar, memorias que comenzaban a acumularse en mi cabeza de nuevo. Las historias eran como hilos que, poco a poco, tejían piezas de un pasado olvidado, pero de manera confusa, pues se estaban mezclando y no lograba encajar nada, incluso a veces sentía que lo que decía no era real, pero tenia que serlo, ¿verdad?

Carlisle se quedó a mi lado hasta el amanecer, contándome un pasado común. Aunque la confusión aún no se había disipado del todo, su presencia me daba la certeza de que recordaría la verdad, sin importar lo oscura que fuera y lo mucho que los Vulturi quisieran ocultarla.

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⏰ Última actualización: Jul 22 ⏰

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