2. Me salvaste.
Valentina.— ¿Y has vuelto a encontrarte con el chico de ayer?—Me pregunta Dari masticando su manzana confitada.
— No y la verdad es que no deseo encontrármelo nunca más en la vida—Respondo un poco enojada, no quiero ni acordarme de ese creído de mierda pero la verdad es que pensé en él toda la noche, para mi maldita mala suerte no pude quitármelo de la cabeza.
— Si, ajá, te creeré pero solo por cinco minutos—Murmura haciéndome ojitos, sonreí porque es increíble como me conoce tan bien, puedo mentirle y ella sabrá la verdad con solo mirarme a los ojos—En otras noticias, el viernes es la carrera, Mario y Esteban prometieron llegar hoy pero los muy malditos no me quisieron decir a que hora.
— Ya sabes que a ese par les gusta sorprendernos.
— Son unos idiotas pero los quiero y extraño, ya deseo verlos.
— Estoy totalmente de acuerdo contigo, pueden ser unos grandes tontos pero los adoro.
Estuvimos un buen rato hablando de cualquier tontería hasta que quedaban cuatro minutos para que tocaran la campana, se acercaba la maldita hora para volver al martidio que se llama "Matemáticas" las cuáles odio con mi vida, aún no se como existen personas que las aman, los admiro mucho.
— Mierda, acabo de acordarme de que se me quedó mi libro de Matemáticas en el casillero, ¿Vienes?.
— No puedo, estoy que me hago pipi, nos juntamos en la sala—Murmuro corriendo al baño porque realmente me voy a mear.
Entro al baño y hago mis necesidades, se siente tan liberador cuándo vacio mi estómago, una vez término me voy a lavar las manos para luego salir pero justo en ese momento me quedo petrificada al ver a Samuel Jara entrar al baño con una sonrisa en sus labios que no me gusta para nada.
— ¿Qué haces aquí? Este es el baño de mujeres—Espeto retrocediendo hacia atrás sin querer estar cerca de él—Vete Samuel, no puedes estar aquí.
— Yo entro a dónde se me de la puta gana—Murmura acercándose a mi a pasos lentos—Eres tan hermosa, Valentina y tan caliente.
— ¡Vete Samuel o si no gritare!.
— Puedes gritar todo lo que quieras Zorrita pero nadie vendrá ayudarte—Susurra logrando arriconarme en la pared, trato de zafarme de su agarre pero este toma mis manos y las inmoviliza en mi espalda—Serás mía por las buenas o por las malas Zorrita caliente, tú escoges.