Había cámaras en la sala de estar, en la cocina y en los dos dormitorios. Ya sabían lo de la línea telefónica. Según los hombres de Zee, el coche estaba limpio. Pero, ¡maldita sea!, alguien lo había estado espiando mientras se vestía o mientras dormía. Nunew le contó a Zee la conversación que había tenido con James, las únicas palabras que habían salido de su boca que podrían esconder una pista sobre la falsedad de su matrimonio. Seguramente los tipos que se hacían pasar por técnicos de telefonía habían sido los responsables de instalar las cámaras. O quizá alguien se había colado mientras él salía a correr.Después de eso, todas las conversaciones habían sido por teléfono y normalmente fuera de casa. Tampoco es que importara mucho. Solo habían hablado de la recepción y de la gente que conocería allí. Lo cierto es que hablaban como lo haría una pareja de ancianos, lo cual era sorprendente teniendo en cuenta que apenas se conocían.
Zee condujo su coche mientras Nunew, sentado a su lado, le indicaba el camino hacia su casa. A medida que se iban acercando, la realidad de lo que estaban haciendo se extendió por todo el cuerpo de Nunew.
-No paras de mover las manos -le dijo Zee-. ¿Hay algo que no te parezca bien?
-¿Sinceramente? -preguntó él, a pesar de que conocía la respuesta.
-Siempre.
-Besarte.
Él le miró un instante a través de los cristales de las gafas y rápidamente fijó los ojos de nuevo en la carretera.
-¿No te parece bien besarme?
-No -respondió Nunew sin pensar-. Es decir, sí.
A Zee se le escapó la risa.
-¿En qué quedamos?
-Ejem. ¿Y si me quedo atascado? ¿Y si no parezco convincente? -¿Y si metía la pata y le daba a la cámara exactamente lo que aquella gente buscaba y Zee perdía la herencia?
Zee levantó una mano del volante y cubrió con ella las de Nunew, que estaban heladas.
-¿Nunew?
-Sí.
-Relájate. Deja que me ocupe de todo.
Él sacudió la cabeza.
-No estoy acostumbrado a que otros tomen el mando de mi vida.
-Lo sé. Pero puedes confiar en mí.
Y Nunew quería hacerlo, pero cuando se detuvieron frente a su casa le temblaban las manos. Zee sacó la llave del contacto y se volvió hacia él.
-Entremos y empecemos a recoger tus cosas.
-¿Vas a besarme en cuanto entremos? -Dios, tenía que saberlo para estar preparado.
Zee se inclinó hacia él y se quitó las gafas de sol.
-Ven aquí -le susurró, sin apartar la mirada de sus labios.
Él se acercó, creyendo que querría susurrarle algo importante. En vez de eso, Zee se inclinó hacia su asiento y posó suavemente sus labios en los de él. El calor fue instantáneo, una corriente que se extendió por su cuerpo hasta los dedos de los pies. Cerró los ojos y se dejó llevar hasta que de repente él se retiró.
-Besarnos será la parte más sencilla -le dijo Zee a escasos centímetros de sus labios-. Separarnos será lo difícil.
Zee deslizó el pulgar por el labio inferior de él antes de darse la vuelta y abrir la puerta.
Nunew bajó del coche. Le temblaban las piernas y tuvo que apoyarse en el brazo de Zee para mantenerse erguido. Él observó el edificio durante unos segundos con una profunda mirada de desaprobación.
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El Contrato
ФанфикZee Panich necesita urgentemente una mujer con la que casarse. Nunew Perdpiriyawong, propietario de una agencia matrimonial, tiene dos días para encontrarla... -Esta es una adaptación, todos los derechos van hacía el autor original