Capítulo 8

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Mathew

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Mathew

La vi y me enamoré, era tan hermosa tan pálida, quería acercarme, pero no podía porque sería como decirle: ¡Hola! soy Mathew, imposible aun no es el momento tengo que conocerla primero.

Desde lejos vi que ella estaba encima del auto que mis padres me habían dicho que me habían comprado, ella estaba sentada encima del auto, me acerqué y dije:

-¿Por qué tiene el culo puesto en mi auto? -pregunte.

-... -.

-¿Puedes escuchar me? -continue preguntando

Ella ni siquiera me escucho, siguió escuchando música, estaba escuchando Sólo necesito de #TocoParaVos la música se escuchaba a kilómetros, la mire tan linda y pensé que hermosa es la distancia, porque sé que si no fuera por esa aplicación quizá ella nunca me hubiese gustado, siento que las amiguitas de mi hermana no son muy atractivas, pero tampoco estoy tan seguro, seguía sin mirarme y decidí gritarle.

-¡OYE! -grite.

-¿Qué te pasa imbécil? -pregunto molesta.

-Es mi auto, puedes bajarte.

-¿Disculpa? Creo que estas confundido, es el auto de mi mejor amiga.

-Eres Anna supongo.

-¡HANNA! -dijo gritando.

Estaba que me moría de la risa, porque yo sabía que se llama Hanna, pero me gustaba verla enojada.

-Ya se conocieron nuestros chicos -dijo la madre de Hanna.

-Adrián! -grito Faty.

Nuestras madres decían que íbamos a terminar juntos y mentiras no eran, ella me gustaba, el único problema era que a ella le gusta más Mathew, también la distancia que nos separa.

Llegamos a casa de Hanna y era una enorme casa, con razón se sentía tan sola, es muy grande para ella, yo quizá ya me hubiera suicidado, admito que es valiente.

-¿Cuál es mi habitación? -pregunte con arrogancia.

-Hay muchas habitaciones escoge tú mismo -comento mientras subía las escaleras.

-Espera...

-Diga, su majestad.

-Báñate, apestas.

Ella me miro con ojos de enojo, fue muy divertido verla así, ahora lo peor era que tenía que irme a esconder para responderle los mensajes, esto era como un papa caliente, en cualquier momento podría explotar.

-¿Por qué no le dices la verdad? -pregunto Faty.

-Por cobardía querida -le respondí -. Por cierto, quiero que salgas de aquí.

-¿Qué?

-Dile que vas a salir y que no es mi tipo.

-Está bien, pero no te pases.

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