Sacrificios(Justin Bieber y tu) ORIGINAL

Capítulo 12

 En el capitulo anterior...

 –A ver, a ver –Jev se levantó de su asiento y los hizo callar a todos– ¿Y para que tanta charla si podemos recurrir a la acción? Veamos que es lo que puede dar ésta chica. ______, ¿si llamamos a nuestro contacto, para que nos reserve un round con uno de sus mejores contrincantes,aceptarías? 

Un nervio recorrió mi estomago, pero no dudé. –¡Por supuesto que acepto! 

En el rostro de Jev se dibujo una sonrisa de determinación. –Bieber, llama a William, dile que nos reserve un puesto para el próximo round junto a su mejor corredor de motos, ya nosotros tenemos lista la nuestra.

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–Vale, ya me pongo en eso –sacó su teléfono y tecleo el numero en la pantalla– ¡Hey, bro! ...Todo bien... Escucha, ¿hay algún puesto disponible en el próximo round?... Ah pues porque tengo a una corredora de motos preparada para competir, reserva tu mejor apuesta... Genial, estamos ahí en los próximos minutos.

 –Bien –continúa Jev–, todo arreglado. ¿Nos vamos? 

–Andando. 

Antes de irnos, los chicos se encargaron de despojar su refrigerador de todas las cervezas que tenían. Scott, mientras tanto, se quedó a mi lado. 

– ¿Puedo hacerte una pregunta? –me preguntó.

 –Claro, ¿qué quieres saber?

 –Ya que por tu apariencia he deducido que tú jamás te has visto implicada en nada de cosas ilegales, mi interrogante es, ¿qué te hizo unirte a esto? 

–¿Que te hace pensar que jamás he estado implicada cosas ilegales? –contraataqué fingiendo estar ofendida. 

–Por favor, ______, no trates de mentirme de nuevo. Responde a mi pregunta. 

Suspire resignada. –Es algo personal, Scott. No creo que deba tocar ese tema ahora. 

Asintió. –Bien, entiendo. Oye, escuche que tiene una moto genial, ¿qué modelo es? 

–Ah, tengo una preciosa Ducati y es mi orgullo.

 – ¿Me dejarías conducirla? 

– ¿Acaso tú no tienes auto? –dije contrariada. Nadie jamás se había manejado mi moto aparte de mí. 

Justin, Chaz y Jev salieron de la cocina con un montón de cervezas en las manos. Caitlin rodó los ojos un poco exasperada pero no les reclamó nada. Cuando salimos de la casa, cada uno se dirigió hasta su auto. Yo por mi parte, me dirigí hacia mi moto con Scott siguiéndome.

 –Anda, déjame conducirla. Y tú también iras en ella, así que no veo el problema. 

–_______, ¿te vienes conmigo en mi auto? –me preguntó Justin. 

– ¿Bromeas? ¿Y cómo llevaras mi moto? 

–Puedes mandarla con Scott –lo señalo y yo rodé los ojos al no poder zafarme. 

–No, gracias, prefiero llevarla yo –asintió y continuó caminando hasta su auto.

 –Tranquilo, Justin –le gritó Scott– Yo la llevare.

 –De nuevo Scott, ¿eres el único que no tiene su auto?

 –Oh, si, por supuesto –rodó los ojos– Es aquel que está estacionado allá –señaló hacia un Ferrari naranja con negro espectacular– Solo que como sé que no podré llevarte en él, entonces quiero llevarte en tu moto. Pero es que me gustaría hacer el recorrido hasta allá contigo. Anda, acepta, no estarás cansada para cuando llegues allá.