Capítulo 1

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Un héroe para padre

Keigo estaba de compras en el supermercado, empujando el carrito por los pasillos mientras revisaba su lista mentalmente

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Keigo estaba de compras en el supermercado, empujando el carrito por los pasillos mientras revisaba su lista mentalmente. Su hija de cinco años, Hana, estaba a su lado, balanceándose de un pie a otro con impaciencia. A pesar de los años, Keigo aún no se había acostumbrado del todo a ser padre, pero cada día con Hana era una aventura nueva.

─ Papá, ¿puedo ir a ver los caramelos? ─ preguntó Hana, sus ojos brillando con anticipación.

─ Claro, pero no te alejes mucho, ¿de acuerdo? ─ respondió Keigo, sonriendo mientras se agachaba para estar a su altura.

Antes de que pudiera terminar la frase, Hana ya había salido corriendo hacia la sección de caramelos, su risa resonando por el pasillo. Keigo suspiró y dejó el carrito a un lado, apresurándose tras ella.

─ ¡Hana, espera! ─ llamó, tratando de mantener el ritmo.

Cuando llegó a la sección de caramelos, vio a Hana parada frente a una estantería llena de colores brillantes y envoltorios llamativos. Estaba con los ojos muy abiertos, maravillada por la variedad de dulces.

─ Mira, papá, ¡hay tantos! ─ dijo Hana, señalando diferentes bolsas de caramelos.

Keigo se acercó, colocando una mano en el hombro de Hana.

─ Sí, hay muchos. Pero recuerda, solo uno, ¿de acuerdo?

Hana asintió con entusiasmo y comenzó a examinar cada opción con cuidado, como si estuviera tomando la decisión más importante de su vida. Keigo se rió entre dientes, observando la seriedad en su pequeña cara.

─ ¿Este o este? ─ preguntó Hana, sosteniendo dos bolsas de caramelos diferentes.

─ ¿Qué tal esos? ─ dijo Keigo, señalando una tercera opción. ─ Tienen sabores de frutas, y sé que te gustan las frutas.

Hana miró la bolsa que su padre le había señalado, frunciendo el ceño en concentración. Finalmente, asintió con decisión.

─ ¡Sí, estos! Gracias, papá.

Keigo sonrió, aliviado de haber superado otra prueba de paternidad.

─ Muy bien, vamos a pagarlos.

Con la bolsa de caramelos en la mano, Hana se aferró a la mano de su padre mientras regresaban al carrito de compras. Keigo no podía evitar sentirse orgulloso de su pequeña.

Keigo y Hana salieron del supermercado, y fueron recibidos por una brisa fría y la vista de copos de nieve cayendo suavemente del cielo gris. Hana, que hasta entonces había estado absorta en su nueva bolsa de caramelos, levantó la vista y observó la nieve con asombro.

─ ¡Está nevando, papá! ─ exclamó, extendiendo sus pequeñas alas rojas para intentar atrapar algunos copos.

Keigo sonrió, pero su expresión cambió rápidamente al notar que Hana temblaba. Las alas de Hana, aunque robustas y fuertes, eran sensibles al frío. Se inclinó para ajustarle mejor la chaqueta, asegurándose de que estuviera bien abrigada.

𝐓𝐡𝐞 𝐡𝐞𝐫𝐨'𝐬 𝐬𝐨𝐧 || 𝐊𝐞𝐢𝐠𝐨 𝐓𝐚𝐤𝐚𝐦𝐢 ᵇᵒᵒᵏ ᵗʷᵒ  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora