Prólogo

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Asha Greyjoy no podía creer lo que pasaba, al volver a ver a sus camaradas, después de haber vivido una marcha penosa, como prisionera de Stannis Baratheon, y con la posibilidad de no terminar ese recorrido, ya fuese por morir de hambre, por el frío o quemada por los seguidores del dios rojo. Estaba convencida de que no volvería a ver a Tristifer y a Qarl, luego de que estos se quedaran en Bosquespeso, como prisioneros de lady Glover, luego que Stannis Baratheon y los clanes de las montañas reconquistaran el lugar. Pero una vez más el destino parecía depararle extrañas sorpresas, a la vez que quiso saber los pormenores del viaje que hicieron sus camaradas, quienes habían llegado a la atalaya, acompañando a aquel extraño sujeto, que vestía ropas exóticas y que traía un sombrero extravagante con espirales que terminaban en su punta. «Yo habría podido proponerle algo al Banco de Hierro si hubiese venido con ellos desde Bosquespeso.» Pensaba Asha al saber que ese personaje era un emisario de dicho banco, y venía a hacer un acuerdo con Stannis. Pero las cosas no estaban tan bien para ella y se perfilaban a empeorar.

Pues días antes habían llegado dos personas que al principio no le parecieron conocidas, uno era un anciano, con el cabello encanecido y cuyo aterrado rostro mostraba señales de haber pasado por muchas vicisitudes. La otra era una muchacha, que también mostraba signos de abatimiento. Cuando los vio se encontraba siendo custodiada por ser Clayton Suggs, el seguidor del dios rojo que no perdía la oportunidad de amenazarla con ofrecerla al Señor de Luz.

—Mira eso, puta pirata. —El caballero señalaba con aires despectivos al par—. Dos almas, cuyas aflicciones pronto serán aliviadas por el fuego purificador de R'hllor.

«Le habrías hecho un gran favor a Theon si lo hubieses quemado en ese momento.» Pensaba Asha al recordar la patética apariencia de los dos, sobre todo la de su hermano, pese a que éste la reconociese y dijera quién era.

—Mi nombre es Theon, debo recordarlo. — Era lo que solía decir su hermano estando ante ella.

Al observarlo mejor, Asha comprendió que, en efecto, era su pequeño hermano, no tenía forma de cómo mostrar su consternación al ver cómo Theon había envejecido varias décadas en un año. Después éste le contó todo lo que le tocó vivir, desde el comienzo hasta hoy. «Debí sacarte a rastras de Winterfell aquella vez.» Se dijo ella al recordar cómo encontró a Theon en el castillo, aún jactancioso de su conquista y haciéndose llamar Príncipe de Winterfell, pero con pésimas perspectivas de conservar la plaza ante lo que se avecinada. El orgullo de él al final terminó costándole caro y lo primero que le vino en la mente a Asha fue suplicar a Stannis que lo ejecutase. Pero rápidamente fueron separados para llevar a Theon con el rey, ya la chica, quien era Arya Stark, con Alysane Mormont. Según lo que le contaba ser Justin Massey, las cosas no eran nada agradables para Theon, pues éste se hallaba prisionero colgando de dos argollas. Como si no hubiese sido suficiente el atroz suplicio que pasó con Ramsay. Pese a haber salvado a Arya, recibía ese humillante trato por parte de Stannis.

Asha se hallaba en el campamento que rodeaba a la torre, acompañada de ser Justin y lady Mormont, hablando de cómo Stannis descubrió el engaño del maestre Tybald, con los cuervos que éste enviaba a Winterfell para informar a los Bolton. Sus camaradas estaban bajo custodia, pese a que habían servido de guardianes de Tycho Nestoris, quien había acordado finalmente el préstamo del Banco de Hierro a Stannis como le contó Tristifer. Ahora quedaba ver qué iba a decidir el rey con ella, sus compañeros o cualquier otro que estuviese en ese lugar.

—De modo que ese maniático le sacará los ojos. —Alysane arqueó una ceja.

—Mi padre detestaba a los maestres—Asha se encogió de hombros con los brazos cruzados—, también mis tíos, no puedo culpar a Stannis.

—El maestre Tybald no es más que una pieza que juega para los intereses de otros. —Ser Justin meneaba la cabeza ante lo irremediable—. Y por desgracia le ha tocado ser descubierto por el rey, no me gustaría ser él ante lo que le espera con ser Clayton.

La Princesa del Invierno: II El Saneamiento de WinterfellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora