2. Efectos colaterales

315 8 30
                                    

Después de una hora llena de charla, Piper ya se había retirado completamente satisfecha, mirando hacia el frente mientras carga su canasta.

Por el contrario, Darryl estaba un poco asustado, presenciando como su compañera y amiga estaba devorando todo a su paso, puesto que tenía demasiada hambre.

Su garganta hacia esos ruidos de trago, sintiendo esa cantidad tan repleta de leche chocolatada que estimulaba cada parte de su abdomen. El sabor la estaba matando de satisfacción y cuando la jarra de 2 litros se vació como los otros platos sobre la mesa a sus cercanías, vino un efecto como consecuencia.

Bwwaaarp-... Uhg...— Deja la jarra sobre el mesa con agresividad, mientras miraba hacia arriba, muy aturdida.

Su rostro enfadado demostraba lo molestaba que estaba por comer tanto, acompañado de un fuerte dolor de estómago. Gruñía, estirando sus brazos hacia un lado para tratar de amortiguar la molestia estomacal.

El robot se acercó, preocupado. —¿Enserio tenías tanta hambre? ¡Te comiste un pastel entero, la jarra de galletas y una leche achocolatada!

¡S-silencio! Ves que estoy muy adolorida... ¡Erp! C-comi demasiado...— Cerró sus ojos con fuerza, respirando profundamente cada suspiro que daba, esforzándose por aguantar el dolor.

¿Y qué hago? ¿Una carta de navidad?— Resaltó un poco irritado.

Solo... déjame sola. Y-yo lavo los platos después, y... compro para compensar lo que... lo que acabe

El barril pensó detenidamente, y bajo los brazos, con cierta decepción por la situación.

Esta bien... Solo no quiero que ocurra de nuevo lo de Piper, en todo caso, iré a dormir a mi habitación

Je...- Sonrió un poco, tratando de ser sanguínea a pesar del dolor.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
Horas más tarde, en la casa de Piper.

Todo lo que vió en el barco fue positivo, notando que los efectos de glotoneria fueron más que óptimos, incluso llegaba a tararear al momento de preparar muchos más postres, sabiendo que debía repartirlo a las mujeres de Starr Park de forma minuciosa y lenta para que nadie sospeche.

Ella era consciente que podría repercutir en los demás luchadores, pero si lo hacia, podría terminar mal.

Al momento de estar en sus pensamientos de como engordar a las demás, unos golpes en la madera la desviaron.

-¿Quién será...?- Volteo la señorita, quitándose el delantal y caminando hacia la puerta.

Ella abrió esa entrada, que traía una agradable visita.

¡Rico!

Hola cariño, ¿cómo fue tu día?— Dijo entusiasmado.

Cerro los ojos dulcemente. —Todo bien, ujum. ¿Y que hay de tu día?

Digo lo mismo, fue una mañana maravillosa pero lo es más viéndote

Aww, cariño. Si quieres, puedes pasar Añade mientras da una pequeña vuelta y estira su mano en señal de paso.

Rico entra y se dirige al sofá de la pequeña sala de estar, se sienta y mueve sus arrodilladas piernas de la emoción. Piper por su parte, se sentaría en el mismo sofá y le daría un fuerte abrazo, entregando besos sobre toda su superficie metálica.

El Virus del EngordeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora