Bartender, sírvame un corazón roto

Capítulo 05: Contenerme

Quiero tenerte conmigo y hacerte sentir cosas que en tu vida jamás podrás explicar, solo con una caricia, una pizca de deseo y un beso repleto de pasión...

》

Dedicado a ShamiiGutierrez

💔💔💔💔💔

Landon Dawson

Siento el temor en cada paso que da. No la observo todavía, aunque me encuentro demasiado ansioso por ver su rostro de nuevo, pero lo sé, no se ha percatado que se trata de mí y que no pretendo dejarla un segundo más fuera de mis garras.

Ella no tiene idea en que manos vino a caer. Acaba de adentrarse a un abismo que no sé si en algún momento podrá tener escapatoria.

No soy el diablo, mucho menos un Dios, solo soy el dueño de mis ideales y cuando alguien no hace lo que quiero, me enfurezco hasta el punto de perder los estribos por conseguirlo.

¿Por qué me rechazó ese día?, puede ser por muchos motivos.

Número uno: miedo; es el más obvio de todos. Si alguien que acabas de conocer luego de un trauma momentáneo te pide tu cuerpo a cambio de reparar tu corazón, ¿cómo actuarías?

Número dos: despecho; solo tenía el corazón roto y lo más seguro al cien por ciento es que solo quería ser amada por ese idiota, yo puedo hacerla correr mejor que ese imbécil y yo que le pongo el placer sobre la mesa, me rechaza...

Número tres: inseguridad; eso es lo que más alberga en ella, lo que no entiendo por qué la ataca la sociedad por una simpleza como lo es su físico. Es hermosa, que aquel escuincle no la supiese aprovechar, no es mi problema, yo sí lo pienso hacer con gusto.

Intuyo que cada uno de esos motivos la tienen carcomiendo su cabeza y lo más probable es que nunca más quisiese verme, sin embargo, si tengo que convertirme en su sombra, lo haré.

Se aproxima lentamente a la mesa en donde me encuentro de espaldas a la entrada. Toca mi hombro y mi corazón comienza a latir más rápido. Ni siquiera para hacer negocios había sentido tantas emociones que como tener a una mujer que solo vi una noche tan cerca de mí, mujer que me dejó con ganas de su ser.

Si fuese una prostituta que la quisiera para coger y desecharla de inmediato, no estaría esforzándome para tenerla, aunque sea por una noche.

Y ahí radica el problema... no es igual a todas, por eso a alguien como yo, un ser oscuro, pero lleno de sentimientos y emociones oprimidas, la desea. Puede que parezca un hombre simple que sirve tragos en medio de un bar, pero soy más que eso.

Giro para verla y en su cara no puedo percibir más que un absoluto asombro. La vestimenta que lleva hoy me está sacando de quicio, ¿cómo quiere que me contenga en proponerle cosas fuera de nivel si cada vez que la veo luce despampanante?

Aclaro un poco mi garganta para hablarle.

—Un placer volverte a ver, Roseanne. Creo que tenemos deudas pendientes...

Me observa directamente a los ojos como diciendo: ¿es él?

—¿Tú de nuevo?, ¿no que tendría una reunión con el presidente número uno en licores?

Río, a veces puede ser un tanto ingenua. 

—Pues, ese soy yo, cariño—abre sus ojos aún más—, ¿qué creías?, que esa noche cuando le dije al estúpido de tu exnovio que era el dueño de ese bar ¿era mentira? —carcajeo levemente—. Aunque debo admitir que es mi culpa, nunca te dije mi nombre ni mucho menos si era un empresario, no es común ver a un hombre multimillonario vendiendo tragos por la noche en un bar, yo tampoco lo creería.