Prólogo

483 7 2
                                    

Quedan dos circuitos. La bandera de cuadros ante mis ojos hace una salida falsa. Es imposible, pero yo necesito ese final tan desesperadamente que cada instante lo "veo" con mis propios ojos. Nunca me había esforzado tanto por la victoria, nunca me había esforzado... por ella. Por lo que le voy a decir. Las palabras que le tenía que decir hace mucho... hazte mi victoria. Y hacia esa victoria me apresuro al límite de capacidades del bólido. Todo lo que necesito ahora mismo está detrás de la línea de meta. Como siempre, pero esta vez es diferente.

Scott, hijo de puta, me presiona por detrás, como antes; pero mi compañera seductora no le deja relajar, lanzando elocuentes amenazas. Le sigue los pasos y eso crea más problemas para mi rival. Pero nena, yo habría estado bien sin tu ayuda. Me sonrío, pero el corazón late con agradecimiento. Ahora lo entiende todo. Joder, estoy a punto de cagarme en los pantalones de felicidad, en serio.

Último circuito. Estoy tan cerca. Yo, hostias, estoy cerca, mi bebé! Nosotros, ¿me oyes? Ahora mismo lo daría todo para oírla. Es una maldita regla de Fórmula-1: "Puedes oír a todo tu equipo de imbéciles por el radio del piloto, pero no puedes oír a tu compañero. Vale, son bobos, pero los amo de todos modos. ¡Venga, ahora mismo amo a todo el puto mundo!"

Aquí están:

"Enzo, dale. Scott se está alineando contigo".

Mierda, ¿cómo?

Pero así es. No es que esté en contra de intrigas en la línea de meta. Con todos putos pedales estoy a favor de ello. Pero... ¿dónde está Rabia?

Se ha quedado atrás.

"Recibido. ¿Mi compañero necesita un pit-stop?"

"Es el último circuito, seguimos el plan."

Significa que no habrá parada. Claro, nadie va a hacer una parada en el último circuito. Pero quiero saber qué pasa con su bólido porque... no se atrasaría por su propia voluntad.

Me queda medio circuito, pero ya siento como los aficionados explotan con aplausos. Trato de concentrarme en la meta y en Scott, que no para de seguirme como una sombra. Habría que estudiar física en la escuela, capullo. ¡La sombra nunca puede adelantar!

"Presiona hasta que no paren la carrera".

¿Por qué pueden parar la carrera? Quedan cien metros, ¿qué está pasando?

"¿¿Qué pasa??"

Ojeo el espejo retrovisor antes de entrar en la última curva antes de la meta. Me parece que veo humo detrás del bólido de Scott. Pero no estoy seguro, ya que al girar se cambió la imagen.

"¿Qué pasa, coño?"

Mi corazón palpita tanto como si supiera que le espera un muro en blanco en la línea meta. Y voy a trescientos kilómetros por hora para... estrellarme contra él.

Me estresa no poder saber qué está pasando. Porque si es ella...

Explosión. En la pista detrás.

Joder.

Es muy probable que el bólido afectado haya derrapado. Todo está cubierto de humo, por eso la visibilidad es terrible. En este momento de pánico no puedo entender de quién es el coche afectado, y eso me desgarra por dentro. Estoy perdiendo velocidad. Me estoy perdiendo a mí mismo...

El miedo me deslumbra y aturde. No oigo un posible final de carrera y no veo posibilidad de adelantar a Scott. Mi cerebro entrenado con años lo sospecha, pero el corazón grita más alto, cometiendo el error fatal.

"¿Es Rabia? ¡¿¿¿Es ella???!

F1. Victoria FatalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora