Capítulo 2

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Enzo

¿El circo se fue, pero los payasos se quedaron?

Maldita sea, me invade una nauseabunda sensación de déjà vu. Es como si estuviera de nuevo en un equipo de completos idiotas. No, peor aún. ¡Esto está más allá de la locura! Ella es...

— ¡Es una chiіііca...! —Gruño desconcertado.

Veo cómo ella entrecierra los ojos.

Permanece en silencio. Sí, mejor quédate callada, porque no respondo de mis actos.

— Sé que es inesperado... —Gert carraspea.

— ¡Es una locura total! —Estallo— ¿Se han vuelto locos? ¿Un nuevo compañero? ¿Dónde está Lanzo?

No puedo creer que estuve en la pista con una chica. ¿Qué diablos? ¡UNA CHICA EN LA PISTA DE FORMULA 1! Nos descalificarán si esto se hace público...

¿Dónde está Lanzo?

— Enzo, te lo explicaré todo después de la prensa, ¿de acuerdo? —Gert observa cómo me froto el puente de la nariz, con la cabeza baja—. Rabia, puedes irte. Buen resultado, gracias.

Le lanzo una mirada asesina. Creo que nunca he mirado así a una chica. Pero ella aguanta el terremoto en mis pupilas sin inmutarse. Y sigue en silencio. Luego se da la vuelta y se va. La observo, todavía sin creer que esta desconocida realmente estuvo dentro del monoplaza. Dios, ¿cómo permitió esto el equipo?

— Explica ahora —le ordeno al jefe—. La prensa puede esperar.

Gert no está contento, pero acepta mi condición, probablemente temiendo dejarme ir en este estado a los periodistas.

Mira a su alrededor, el pasillo está vacío.

— Lanzo se lastimó las costillas, no puede participar en las carreras.

¿Qué?

— ¿Cuándo? ¿Por qué no lo sabía? —Exclamo, extendiendo las manos.

— Saltó de un yate, fue un accidente —explica—. Pero se recuperará. Necesita uno o dos meses. Mientras tanto, tú y Rabia...

Aprieto los puños solo de pensarlo. ¿Esto no es solo por una vez?

— Gert, sabes que tenemos tres sustitutos para casos de fuerza mayor como este, ¿verdad? —Intento apelar a la cordura del jefe— ¿Para qué esta payasada con una chica?

Suspira.

— Primero, Enzo, no quiero conflictos entre tú y los... como dijiste, "chiquillos" —levanta las cejas significativamente. Bueno, no estamos en la mejor de las relaciones. Pero realmente son unos arrogantes, me irritan—. Y segundo, no quiero que los competidores sepan lo que le pasó a Lanzo. Eso les daría una ventaja moral, ¿entiendes? —Su voz se vuelve aún más baja—. Nadie debe saber sobre su lesión. Todos pensarán que Lanzo está en el monoplaza.

Es un plan increíble. Denme dos.

— Suponiendo... —Mi nuez de Adán sube y baja—. Suponiendo, Gert, que esto tiene sentido. Pero... —Señalo con el dedo hacia donde se fue Rabia— ¿Por qué ella, maldita sea? ¿No podían encontrar a alguien QUE NO FUERA UNA CHICA?

— Más bajo, Enzo —suplica—. Es Rabia Solar.

— Me da igual.

— No, escucha —Gert se enoja—. Es la mejor alumna de la academia Porsche.

— ¡Podría ser incluso de carreras interplanetarias!

— ¡Enzo! —Gert está tan irritado que sus mejillas se inflan—. Sí, es una chica, pero tiene buenos resultados.

F1. Victoria FatalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora