Parte 15

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Respiró lo más hondo que le permitían sus pulmones antes de soltar un largo y agobiante suspiro, no podía decir que la charla con su vieja amiga no estuviera retumbando en su cabeza, además de ese sentimiento de vacío en su estómago que tenía ahora que se puso a pensar en la muerte, nunca pensó en ello, simplemente cuando una perra se volviera demasiado vieja o muriera por su propia estupidez por una mala decisión, podría ser fácilmente reemplazada por otra nueva más joven y duradera, pero eso estaba fuera de discusión en este momento, ¿qué pasaría cuando Fizzarolli envejeciera? O quizá ni siquiera llegaría a eso viendo como Mammon podía abusar de su fuerza de nuevo y matarlo en un arranque de ira.

Apretó los puños, pensar que su protección no era suficiente le erizaba el plumaje.

Miró un momento hacía arriba, pensando en eso del "amor", había una posibilidad muy pequeña de que él tal vez lo aceptara, pero no sabía cómo hacerlo, no podía simplemente ir y decir: "hey muñeco, creo que te amo". La sola idea de que eso pasara por su cabeza le hacía agitarla con fuerza, sonaba tan jodidamente cursi que no quería repetirlo en su mente otra vez.

Pero esa pequeña parte suya, estaba empezando a ser más insistente.

—¡Su alteza!

—¡Ah! —Se sobresaltó por un momento, volviendo a la realidad —muñeco, ¿ya terminaste tu visita?

—Seh, Stolas se durmió, supongo que necesita un descanso estando tranquilo, ¿volvemos a la mansión?

—Oh, sí, claro...

—Luce un poco distraído alteza.

—Te lo dije, bebí mucha mierda de Bee Queen, ya se me pasara.

Antes de que su bufón pudiera preguntar algo más, abrió el portal directo a su mansión principal, simplemente, quería despejar la cabeza un poco sin que su compañero se diera cuenta de que algo le molestaba, claro que ya lo sabía, pero no lo dejaría indagar más. Ahora mismo tenía demasiado que pensar, su cabeza era un lío, que haría con todo lo que sabía, lo que había intentado entrar en ella, solo sabía que, tras dormir un poco, tendría la peor resaca de su vida hasta el momento.

Fizzarolli solo lo dejo irse sin mucho que decir, ahora que estuvo tranquilo pudo oler el característico olor del licor, por más disfrazado de dulce que estuviera, podía reconocerlo. Curiosamente, era reconfortante, porque ese olor tan dulce como la miel, era de la gula y un día de semana, solo podrías conseguir un cargamento lo bastante grande como para dejar huella en el pecado, quería decir que estuvo solo con Bee Queen.

Aunque esa calma duro poco, era raro que los pecados se juntaran, independientemente de cómo se llevaran, la mayoría de las veces era para algún acuerdo entre ellos, y la idea de otra perra aún estaba en su cabeza. Incluso si había ido a ver a alguna perra nueva por alguna razón en el anillo de la gula, no iba a perder con una zorra cualquiera.

Aunque tenía muchas ganas de ir a su armario y buscar lo más putamente provocador, quizá debía esperar a que Asmodeus filtrara todo el alcohol que traía encima, no es que eso fuera un impedimento para actos pecaminosos, era un incentivo de hecho, pero no sentía la vibra característica del pecado que te instaba a la depravación. Más acercarse a preguntar si todo estaba bien seguramente resultaría en un seco "estoy bien" o en el peor de los casos, que no quería ver a nadie mientras estaba de resaca.

—Bueno, tengo un idiota que buscar, así que esto puede... esperar ¿supongo?

Miró un momento los aposentos del pecado que seguro usaría el resto de su día libre para dormir, antes de tomar su teléfono y hacer un par de llamadas, no es que fuera difícil encontrar a ese imp idiota que muchos años atrás fue su amigo.

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