Actua por impulso

Parte 5

Luego de una buena función en otro de los locales más modestos, el pecado decidió asomar un poco la cabeza por las esquinas mientras seguía a su pequeña estrella que tenía el resto del día libre, pero claro que no podía pasar desapercibido cuando era un jodido demonio de su tamaño y tan reconocible a un kilómetro de distancia, así que debía adoptar una apariencia más... adecuada si quería evitar ser interrumpido.

Así que cuando el bufón se paró un momento para pedir algo de comida en un puesto callejero, Asmodeus se ocultó en un callejón oscuro y adopto una forma más simple y pequeña, un poco más alto que un imp promedio, uniendo las plumas de su cola para simular uno de los diablillos, con su glamuroso cabello flúor a uno más apagado de color rosado, convirtiendo sus cabezas alternas en dos cuernos y claramente cambiar su color natural azulado a un rojo brillante.

Miró de refilón que su lindo muñeco ya se estaba alejando, así que procedió a seguirlo nuevamente, a una distancia prudente, y como sabía de sobra, él seguramente estaba consciente de que lo estaban siguiendo, cada vez que le reconocían pasaba, así que no levantaría sospecha haciendo lo mismo si era descubierto, a lo mucho intentaría pedir un autógrafo diciendo que era un fan. Observar a Fizz en una tarde libre era cuanto menos interesante, a pesar de que él negaba tener gustos caros, pudo notar que se quedaba mirando mucho las tiendas de ropa y no de las que eran baratas precisamente, algunos eran sobre todos conjuntos de bufón, mimos, payasos de alta costura, ropa que eran de la marca de Mammon, tal vez ese gordo avaro había convencido a Fizzarolli que no necesitaba ropa costosa fuera de su trabajo, o que era algo que no le pegaba en absoluto fuera del escenario.

Eso respondería porque se emocionó cuando consiguió vestirse con tela fina para sus actuaciones.

Reviso un poco lo que cotilleaba su pequeño muñeco, algunas prendas tenían colores más oscuros, otros más ostentosos de lo que realmente usaba, incluso encontró versiones más pasionales. Agitó la cabeza y siguió su camino antes de perder de vista al pequeño imp, había otras tiendas por las cuales pasaba, algunas sin ningún interés visible, otras, se quedaba embobado con ellas como las de juguetes de la noche de edición limitada, anotó mentalmente que era lo que le gustaba a Fizz que no le había dicho o que no había pedido.

Todo parecía un poco normal, hasta que vio que su bufón se pegaba a la vidriera de una tienda en específico, y se quedó mucho más tiempo de lo habitual con más ilusión de la que alguna vez vio en él, quizá unos quince minutos después se despegó del vidrio y siguió su camino. Eso era nuevo, así que apenas se alejó lo suficiente, corrió a ver que tienda era.

Y sorpresa, una tienda de animales, con perros infernales muy pequeños, no eran sabuesos, solo... perros chigua gua, pequeñas bolas de pelo que eran maldad y temblores puros.

¿Entonces a Fizzarolli le gustaba esto? ¿Mascotas?

¿Podía ser que quisiera comerse alguna de esas cosas ojonas?

No tenía esa pinta por la mirada que les dedico por mucho rato, así que, quizá si quería a algo bajo su cargo, una o varias pequeñas alimañas a las cual cuidar y mimar, seguramente era un secreto muy bien guardado del bufón, por algo nunca se lo había mencionado, puede que incluso Mammon no supiera de este placer culposo a la par de... inocente.

Su mente meditó un momento sobre ello, ¿sería suficiente tener a uno de esos pequeñines corriendo por su mansión para atrapar al payaso que tanto esquivaba vivir bajo el mismo techo? Es decir, no es que odiara la idea de tener esos chuchos bajo su techo y debía admitir que tenían sus encantos. Una mirada lastimera con esos grandes ojos, esperando salir de ahí a otro lugar que no fuera un matadero para hacer comida rápida.