- Por los poderes que me han sido conferidos, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.
Bradley le mostró una sonrisa tímida a su ahora esposa y le dió un pequeño beso. Noviembre ya había llegado, tal y como le había dicho a Max, se casó con Johanna.
Bradley nunca volvió dónde Pedro a buscar trabajo, en vez de eso, se fue a un rancho a vivir junto a su esposa, dónde conseguía trabajos en todo lo que pudiera, con tal de mantener a su familia. Los días pasaron y se convirtieron en meses, los cuales se convirtieron en años. Años en los cuales Bradley siguió disfrutando junto a su esposa, inclusive tuvo dos hijas con Johanna. Pero la vida seguía sin ser fácil, la vida en el rancho era dura y pesada, sobre todo en las noches en las que Bradley despertaba asustado y veia a su esposa junto a él; era inevitable recordar a Max cada vez que la veía.
Pero ella no era él.
No tenía nada de parecido al chico, en todos esos años le costó admitir que en realidad si extrañaba a Max, extrañaba su calidez, su tacto, su manera de tratarlo, su sonrisa con sus peculiares dientes separados, su risa, extrañaba a Max Goof. Se preguntaba si el muchacho también pensaba en él.
Por su parte, al siguiente verano Max volvió con Pedro. Llegó en su polvorienta camioneta negra a la oficina, con algo de temor entró en esta.
- Mira lo que trajo el viento - mencionó burlescamente el hombre, quitando la vista de su periódico.
- Hola, señor Pedro. Quería saber si necesitará ayuda este verano...
- Estás perdiendo tu tiempo - soltó rudamente el hombre, volviendo su vista al periódico.
- ¿De verdad no tiene nada? ¿Ni siquiera en Brokeback?
Pedro volteo a mirarlo lentamente, con una mirada llena de desprecio - Muchacho, no tengo ningún trabajo para ti.
Max sintió el desprecio del hombre, así que solo asintió con su cabeza y se dirigió a la puerta, pero antes de poder abrirla tenía que quitarse la duda.
- Bradley Uppercrust no ha venido por aquí, ¿O si?
- Sin duda encontraron una buena manera de pasar el tiempo allí, ¿No es así? - Un escalofrío recorrió la espalda de Max al sentir la mirada llena de repulsión de Pedro - Goof, no les pagué para que dejarán a los perros cuidando a las ovejas mientras ustedes se revolcaban.
Max quedó perplejo ante su respuesta, no sabía que decir - Así que ahora lárgate de mi vista - pidió Pedro.
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Bradley se sento en su cama, buscando algo de descanso. Había trabajado hasta tarde y cuando llegó a casa cuido de sus hijas, de las cuales una era una bebé y la otra era una niña de no más de 5 años. Su esposa no podía con todas las cosas del hogar ella sola.
Su esposa llegó a la cama y lo abrazó por la espalda - ¿Las niñas ya están dormidas?
- Si.. Jenny ya dejó de toser y Johanna junior dijo que mañana se iba a portar bien - Bradley suspiro cansado - Debería llevarlas a la ciudad por un helado.
- ¿Por qué no nos mudamos a la ciudad, amor? - no era la primera vez que su esposa le insistía con este tema, pero a Bradley no le gustaba mucho la ciudad - No me gusta vivir en este rancho viejo y solitario. Johanna junior no tiene con quien jugar y me da miedo que la salud de Jenny empeore.
- No, no. Los alquileres en la ciudad son muy costosos.
Johanna ya le había pedido varias veces lo mismo a Bradley, así que ahora probaría otros métodos, esperando que funcionarán.
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Secreto en la montaña [Maxley]
Fanfiction1963, Wyoming. Buscando trabajo encontró algo más que eso, algo que lo condenaría el resto de sus días.