Quinta Vida

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|Pareja final Secretive Plotter x Kim Dokja|
|Muerte de personajes principales|
|Fanfic súper random. Escribí lo primero que me vino a la mente ajja|

Quinta Vida

Kim Dokja no recuerda más que felicidad desde la niñez.

Sus padres siempre fueron tan amorosos y lo mimaron tanto, justo como debería de ser mimado el único príncipe del Imperio Inframundo. Kim Dokja nunca conoció el hambre, ni siquiera el frío casual del invierno o cualquier cosa remotamente desagradable, y, bajo las enseñanzas de sus tutores y sus mismísimos padres, creció para convertirse en alguien sabio y elegantemente educado, alguien con los pies sobre la tierra, justo y amable con quien sea.

La Flor del Imperio

Le habían apodado los plebeyos, y tenía mucho sentido, en realidad. Kim Dokja resultó ser un bonito omega con tanto poder como admiradores, que venían desde tierras muy lejanas solo para poder apreciar su rostro bellamente esculpido y su cuerpo tan elegante y estético.

El debacle de la perfecta vida de nuestro protagonista se debió a otro príncipe, al príncipe Yoo Joonghyuk, el segundo hermano del Rey Yoo Joonghyun, quien ascendió al trono sin esposa ni mucho menos concubinas, aclarando que solo se casaría con alguien lo suficientemente digno para estar a su lado. Esta declaración había sido dicha hace varios años ya, cuando los emperadores y el propio Kim Dokja tuvieron una bonita reunión para establecer lazos de amistad, y aunque ya había pasado tiempo, el Rey seguía soltero y Kim Dokja, bueno, había caído enamorado de la belleza que era el hermano menor, el príncipe Yoo Joonghyuk, por lo que rápidamente acordaron un matrimonio entre los príncipes, ignorando la leve negativa del Rey Joonghyun.

Kim Dokja fue lo que siempre se esperó de un omega de su estatus y, con toda la prudencia posible, llevó sus reacciones ante el cortejo de la forma más digna posible, aunque ganas de ronronear y lanzarse a los brazos de su príncipe nunca faltaban. Los días pasaban con normalidad y poco a poco, la fecha del casamiento se acercaba.

El omega estaba ciegamente enamorado, y, claramente, el príncipe Yoo Joonghyuk estaba igualmente enamorado suyo, siendo increíblemente territorial y procurando que siempre llevara algo del alfa con él, como algún collar o gargantillas con su aroma picoso y amaderado. Realmente, Yoo Joonghyuk había ganado su corazón en muy poco tiempo.

La fecha de la boda llegó. Fue algo gigante y hermoso, solo para los príncipes recién casados. El Rey Yoo se encargó del casamiento y sus padres de la fiesta.

El Rey Yoo había convertido la catedral en un bello paisaje casi invernal, todo en blanco, solo las bellas rosas colocadas estratégicamente daban un poco de color para hacer de todo el lugar, el lugar perfecto. Casualmente, todo concordaba únicamente a su gusto, igual que la fiesta que organizaron sus padres, por lo que lamentó un poco que Joonghyuk no tuviera algo "suyo" en ninguno de los dos eventos.

La celebración duró casi 3 semanas; nobles y plebeyos habían estado extremadamente contentos con la nueva alianza que no solo prometía la felicidad de su príncipe Imperial, sino una estabilidad y paz nunca antes sentida.

Kim Dokja aún recuerda su primer baile como casado, antes de la debacle, y fue, contra todo pronóstico, con el Rey Yoo. Fue un baile lento y romántico, destinado a las parejas ya acopladas; aún así, Kim Dokja no quiso negarle la pieza al hermano mayor de su ahora esposo.

El Rey era increíblemente guapo, al nivel de su esposo, por algo son hermanos, al fin y al cabo, solo que el Rey era ligeramente más alto, con un aroma mucho más penetrante y un aura muchísimo más dominante que la de su propio padre Hades. Recuerda haber sido dirigido con una gran maestría y haber reído debido a alguno de los comentarios del hombre frente a él, que, tal parece, sí tenía un sentido del humor muy notable, no como su esposo. Dió vueltas, rió de sus comentarios inteligentes y luego fue entregado de vuelta a su esposo en cuanto terminó el baile.

La pesadilla comenzó la primer noche, cuando su esposo ni siquiera se dignó a desvestirlo y, cubriendo su cabeza con una sábana blanca, comenzó a embestirlo sin piedad. La sangre había chorreado sus muslos y la ropa de cama. Cualquier intento por parar aquello había sido rápidamente detenido por el hombre y su gran fuerza. Sus gritos se habían escuchado por todo el pasillo y las empleadas omega que ahí se encontraban trabajando huyeron despavoridas del lugar.

Su primer noche fue horrible, lo peor que experimentó en la vida, hasta ese momento.

Los días siguientes los pasó en cama, recuperándose, y no hubo ni una sola visita del alfa, que ni siquiera había marcado su nuca.

Cuando se encontró recuperado, su sirvienta personal llegó con una noticia.

Su esposo tenía una amante, una omega del campo. Lo vieron estar ahí con ella y lo vieron regresar al castillo oliendo a alfa acoplado. Ni siquiera le importó lo suficiente que le vieran llegar de tal manera, mientras él estaba allí, postrado en la cama.

Kim Dokja lloró entonces, a gritos aplacados por su almohada. Nunca antes había llorado hasta quedarse dormido, nunca antes había casi vomitado por la humillación y el dolor.

¿Por qué?, ¿no era lo suficientemente bonito?, ¿no le gustó algo de su cuerpo o su actitud?

Kim Dokja podría cambiar lo que sea. Sería capaz de arrancarse ambos brazos si así Joonghyuk volvía a actuar como durante el cortejo. Si eso significaba que le miraría, entonces Kim Dokja cambiaría todo de él para lograrlo, no importa qué.

Y antes de que se diera cuenta, se encontraba tan pálido como el papel, mucho más pálido y delgado de lo que ya era. Había dejado de comer, pensando que tal vez se trataba de eso, su cuerpo asqueroso y obeso, pero no fue así. Joonghyuk tan solo lo miraba con increíble asco cada vez, y aunque el Rey Yoo los visitaba seguido y parecía increíblemente preocupado por él, no le importó, ni él ni las miradas tristes e incómodas de la servidumbre.

Tan solo quería ser amado de la misma forma que él amaba, de la forma que sus padres se amaban.

Un día, mientras el Rey Yoo se encontraba en su propio castillo y sus padres se encontraban atendiendo asuntos del Imperio en otro estado, hubo un alboroto. Secuestraron a "la señora", decían los sirvientes, alarmados. Kim Dokja fue inmediatamente esposado por guardias reales del reino Yoo y cambiado, como una simple y vil moneda, por una omega, una plebeya albina.

Yoo Joonghyuk, su esposo, lo había empujado con fuerza para que cayera en medio de los dos bandos, ensuciando de tierra su costosa ropa de cama y golpeándose los brazos y el rostro en el camino. En cambio, esa mujer fue acercada suavemente a su esposo y liberada con amabilidad justo entre los brazos del alfa.

—Con esto, el trato se ha completado, Príncipe.

No hubo una segunda mirada ni una pizca de arrepentimiento, tan siquiera una señal de que irían a rescatarlo, nada.

Fue dejado, abandonado a su suerte por su propio marido.

Esos hombres no querían dinero, ni tierras, nada, ya todo lo tenían a su disposición, solo querían la Flor del Imperio, solo lo querían a él, le dijeron.

Y lo que sigue... Kim Dokja nunca supo que alguien podría sufrir de esa manera, al punto de desear morir.

Intentó cerrar los párpados, al menos lo mejor que puede ya que se encuentra sin globos oculares y la sensación es incómoda y dolorosa por sí sola. Se encargaron de arrancar sus ojos, uno por uno y dijeron que tenía un bonito tono real, llenos de estrellas, que sus ojos son bonitos y que era una lástima que en unas horas ya no se vieran igual.

Ahora ni siquiera puede soltar algún sonido, se da cuenta. Ya ha gritado todo lo que debió haber gritado en su vida y se niega a siquiera gemir del dolor. Suspira y su cabeza se queda en blanco cuando patean duramente su cabeza.

Continuará...

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