En una nueva era del K-pop que está comenzando, JYP Entertainment se prepara para el debut de su próximo gran grupo.
Entre los trainee, destaca una joven australiana decidida a hacer realidad sus sueños junto a ocho chicos talentosos. Juntos, estos...
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Habían pasado dos días desde la eliminación de Minho, y su ausencia en la sala de prácticas se notaba intensamente. El ambiente estaba lleno de un vacío que ninguno de los chicos podía llenar, aunque todos se esforzaban por seguir adelante.
Habían estado ensayando duro, tratando de mantener el espíritu en alto. Después de una larga práctica, Chan decidió que era momento de descansar.
"Chicos, ya hemos ensayado suficiente por hoy. Vámonos al dormitorio a descansar. Pronto tendremos la siguiente misión y debemos prepararnos muy bien", dijo con firmeza, aunque con una nota de cansancio en la voz.
Los chicos comenzaron a recoger sus cosas, listos para una noche de descanso. Sin embargo, Jisung decidió quedarse. "No te sobreesfuerces, Jisung. Ve a descansar como todos", le advirtió Chan.
"Solo quiero ensayar un poco más. Te prometo que no tardaré", respondió Jisung con una sonrisa cansada pero decidida.
Chan suspiró pero asintió, sabiendo lo terco que podía ser el menor. "Está bien, pero no te quedes hasta muy tarde."
Jisung pensó que se había quedado solo en la sala de prácticas. Continuó bailando una y otra vez, hasta que sus piernas no dieron más. La música llenaba el espacio, pero su mente estaba en otro lugar.
De pronto, una voz rompió el silencio que había dejado la música al detenerse. "Ahora tú serás el bailarín." Al escuchar esto, Jisung volteó hacia la dirección de donde provenía la voz. No era otro que Hannie, la australiana, que lo observaba desde la puerta.
Jisung se sobresaltó. "¿Qué haces aquí, Hannie? Pensé que todos se habían ido."
Hannie se encogió de hombros y entró en la sala. "No quiero ir a descansar todavía. Y parece que tú tampoco."
"Supongo que no", murmuró Jisung, bajando la mirada. La relación entre ellos siempre había sido complicada. Siempre estaban peleando, y aunque no se llevaban bien, había algo que les permitía hablar sin intentar romperle la cara al otro: Minho.
Hannie se acercó y se sentó en el suelo, indicando con un gesto que Jisung hiciera lo mismo.
Jisung no lo pensó tanto y se tumbó a su lado en silencio, dejando que su cansancio se notase.
"¿Qué pasa?", preguntó en un tono burlón la rubia. "El Jisung habitual ya me hubiera corrido."
Jisung apretó los labios y con una mano indicó la puerta. "Nadie te detiene, mocosa."
Hannie sonrió y sacudió la cabeza. "Tal vez quiero quedarme."
"Tu problema", respondió Jisung, cerrando los ojos por un momento
