"Por favor, asegúrese de tener su celular en modo avión, el vuelo está a punto de despegar"
-Terminamos. - dijo último, para finalizar la llamada y apagar su celular, dejando con las palabras en la boca a la persona de la otra línea.
Se apretó fuertemente los labios, formando una línea recta con ellos y respiró profundo intentando disipar todos los sentimientos amargos que le venían, vio a su mejor amigo sentado a su lado y sonrió -Empezaremos de nuevo Baxter, esta vez seré feliz- dijo acariciando su pelaje naranja.
3 horas después en el aeropuerto de Los Ángeles-EE.UU.
-Te dije que no lo encuentro, ¿Se habrá perdido? - habló un rubio alto, quien estaba por el teléfono, viendo hacia todos lados, buscando a quien solía recordar como el hermano de su mejor amigo. -Debes ser paciente, seguro no todavía sale, voy a llamarlo. - diciendo eso colgó, dejando al rubio hablando solo.
- ¡Porque estas desgracias solo me suceden a mí! - renegó, hasta que alguien le topó el hombro y al voltearse, vio a un chico un poco más bajo que él, con un cuerpo bien definido, con el cabello crespo y con los ojos oscuros. Definitivamente ese chico había cambiado.
-Disculpa, ¿Tu eres Dorian Miller? - preguntó el chico, a lo que el contrario suspiró y luego sonrió.
-Si. No puedo creer que ya no me recuerdes, ha pasado mucho tiempo Aidan Campbell- sonrió extendiéndole la mano, a lo que Aidan intentó aceptarla, pero un ladrido lo impidió -Oh, olvidé presentarlos, él es Baxter, Baxter el es Dorian nuestro nuevo amigo. - el perro gruñó y se puso modo defensa poniéndose delante de su dueño.
Dorian los miró desconcertado a ambos -No sabía del perro- dijo, el contrario asintió -Lo sé, fue de último minuto, Baxter se puso a llorar un día antes de mi vuelo, no quiso comer ni nada, entonces decidí traerlo; por favor, déjalo quedarse, no hará ruido, se quedará en mi cuarto, no saldrá ¿Sí? - Dorian suspiró y luego sonrió -Tienes suerte de que haya comprado una casa grande- habló mientras lo guiaba hacia el auto.
- ¡Has crecido demasiado!, solo te faltan unos centímetros para llegar a mi altura y también hiciste mucho ejercicio, tienes una buena musculatura. - dijo Dorian, agarrando una de las maletas de Aidan y subiéndola en la parte trasera del auto. -Gracias- habló Aidan, metiendo a su amigo en los asientos traseros y haciendo que este se siente ahí.
- ¿Cómo están todos por allá? ¿Cómo está mi tía? - preguntó Dorian, refiriéndose a la madre de Aidan. Dorian era como un integrante más en la familia, antes de que Aidan naciera, Dorian y Jake ya eran amigos inseparables. -Mi mamá está bien, suele preguntar cuando irás a visitarlos. - respondió Aidan, recordando algo. -Por cierto, mamá me hizo traerte tu postre favorito, está en mi maleta, ella misma lo preparó. - comentó Aidan y Dorian solo pudo sonreír.
Al llegar a casa de Dorian, el asombro y la incertidumbre asaltaron los gestos del menor. La casa era monumental, su fachada de líneas limpias y minimalistas estaba revestida de paneles de vidrio de madera clara, que reflejaban la luz del sol, la casa era de tres pisos, en la parte baja había una cochera donde se podía divisar tres autos más y al lado izquierdo de ella estaba las escaleras que dirigían hacia la puerta principal.
- ¿Esta es tu casa? - preguntó Aidan, asombrado y muy sorprendido.
Lo poco que recuerda Aidan de Dorian era que ambos eran del mismo estatus social, literalmente eran vecinos "¿Qué demonios hizo este hombre para ser tan rico?" se preguntó Aidan en la cabeza, haciendo que le de migraña.
- ¿No te gusta?- preguntó el contrario, mirando como la inexpresiva cara de su acompañante cambiaba a una de sorpresa, admiración y fastidio.
- No es eso, me sorprendí un poco - respondió el menor, rascándose la cabeza.
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My Inspiration
RomanceAidan, un joven de apenas 17 años, se encontraba decidido a dejar atrás su pasado y comenzar una nueva etapa en su vida. Con el firme propósito de pasar página y olvidar las sombras que lo habían perseguido, tomó la valiente decisión de mudarse de s...