𝙩𝙧𝙚𝙨: 𝘺 𝘢 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘳𝘦𝘨𝘳𝘦𝘴𝘢

1.1K 110 32
                                    

Como solía ser al estar juntos, el verano era un paraíso de seducción y romance, del que ni Jungkook ni Tae querían conocer el final

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Como solía ser al estar juntos, el verano era un paraíso de seducción y romance, del que ni Jungkook ni Tae querían conocer el final. Desde su primera cita, Tae había disfrutado del placer de conocer a Jungkook, no solo como el chico que conocía de la infancia, sino como el hombre encantador, divertido y amoroso en el que se había convertido. Su corazón no podía evitar doblegarse gustoso ante el precioso chico de grandes ojos. Amaba su personalidad coqueta y ligeramente arrogante, que siempre le arrancaba una sonrisa. Porque eso era de las mejores cosas de Jungkook, siempre lograba hacerlo sonreír.


Después de algunas citas, más por mera formalidad que porque lo sintieran necesario, por fin hicieron oficial su relación. Iniciaron entonces una rutina como pareja que pronto se volvió natural para ambos. Tae, siempre caballeroso, esperaba a Jungkook a la salida del negocio familiar cada tarde. A veces, traía consigo una flor o un pequeño regalo, decidido a probar a Jungkook que él podría tratarlo mejor que nadie. En otras ocasiones, simplemente se quedaban a charlar en el coche, disfrutando de la compañía del otro mientras el sol se ponía.


Las cenas en casa de los abuelos de Tae también se volvieron más frecuentes, y cada vez que Jungkook entraba por la puerta, era recibido con abrazos cálidos y sonrisas. Tae adoraba ver cómo Jungkook se desenvolvía con sus abuelos, siempre tan encantador y atento. En las noches más especiales, cocinaban juntos en el departamento de Jungkook, riendo y compartiendo momentos que fortalecían su relación.


Los fines de semana eran para pasear. Jungkook los llevaba a pequeños cafés escondidos en la ciudad, donde podían pasar horas hablando sobre sus sueños y confidencias. Aunque esas ocasiones solo eran cuando el clima era lluvioso, pues con su espíritu aventurero, Jungkook prefería llevar a Tae a explorar lugares hermosos de Busan, desde playas ocultas hasta colinas con vistas impresionantes de la ciudad. Ese día tocaba la playa.


El sol del atardecer pintaba el cielo de tonos dorados y naranjas, y el aire marino se colaba por las ventanas abiertas del coche. Tae miró de reojo a Jungkook, que conducía con una mano en el volante y la otra descansando sobre la suya. ¿Cómo hacía para solo conducir y verse así de sexy? Su novio era un chico precioso y la curiosidad lo asaltó con una duda que no contuvo.

—¿Alguna vez has pensado en tus ex?


Jungkook levantó una ceja, sin apartar la vista de la carretera.

—¿De verdad quieres hablar de eso?

—Sí, es simple e inocente curiosidad.


Tae le regaló una sonrisa pequeña cuando su novio lo miró de reojo un momento. Jungkook suspiró, pero una sonrisa juguetona apareció en sus labios.

𝙨𝙚𝙣𝙨𝙪𝙖𝙡 𝙗𝙤𝙮. TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora