𝙚𝙥𝙞𝙡𝙤𝙜𝙤

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Tras solo un par de años de noviazgo, Tae y Jungkook se comprometieron

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Tras solo un par de años de noviazgo, Tae y Jungkook se comprometieron. La boda fue un evento íntimo y emotivo, rodeados de sus familiares y amigos más cercanos. Tae, con su elegante traje, y Jungkook, deslumbrante y sexy en su atuendo nupcial con transparencias, intercambiaron votos que resonaron con la promesa de un amor eterno. Aquella unión formalizó lo que sus corazones ya sabían: que estaban destinados a estar juntos, no solo en los veranos, sino en todas las estaciones de la vida.


Cada estación traía consigo nuevas formas de expresar su amor y pasión. En primavera, Jungkook siempre tenía una flor fresca como regalo de su esposo. Durante las noches despejadas, se desvelaban largas horas mirando las estrellas desde su terraza.


En el verano, disfrutaban de largos días en la playa. Tae cerraba el consultorio temprano algunos días para disfrutar del sol y el mar con Jungkook. Sus pieles bronceadas brillaban bajo el sol, y sus corazones latían al unísono mientras se relajaban en la arena, compartiendo helados y besos salados. Jungkook, con su sonrisa deslumbrante, y Tae, con su elegancia natural y mirada cariñosa, se convertían en la pareja perfecta bajo el sol estival.


El otoño era para paseos entre hojas secas y escapadas romanticas a su café favorito. Al regresar a casa, Tae abrazaba a Jungkook para protegerlo del viento fresco, y Jungkook respondía con un cálido abrazo y una sonrisa radiante.


Invierno era época de acogedores días en casa, donde se acurrucaban bajo mantas gruesas junto al fuego. Tae preparaba chocolate caliente y Jungkook lo sorprendía con sus habilidades culinarias, horneando galletas y dulces. El sonido crepitante del fuego, los acompañaba durante las noches mientras hacían el amor hasta que sus cuerpos no podían más.


La rutina de Jungkook como esposo del doctor más reconocido de Busan era exigente. Esa había sido su excusa para dejar el trabajo en el negocio de sus padres y poder dedicarse completamente a su hogar. Tae estaba más que encantado con la decisión, estaba feliz al saber que podía darle la vida que quería a su adorado esposo.


Vivían en una acogedora casa cerca de la playa, su refugio compartido con sus perros Bam y Tannie. Cada mañana, Jungkook se levantaba antes del amanecer, la bruma marina aún envolviendo la costa. Salía a correr con Bam, y cuando la flojera no les ganaba, también iban Tae y Yeontan. Tae, con su amor por las mañanas tranquilas, siempre preguntaba cuál era el objeto de correr tan temprano. Jungkook decía que la serenidad de esos momentos le proporcionaba la energía y claridad necesarias para comenzar el día. Al regresar a casa, luego de correr, la rutina matutina se llenaba de aromas de café recién hecho y tostadas crujientes. Jungkook tarareaba canciones latinas mientras preparaba el desayuno, su voz melodiosa llenando la cocina.

𝙨𝙚𝙣𝙨𝙪𝙖𝙡 𝙗𝙤𝙮. TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora