Final 1: Por qué lo hiciste?

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Los días siguientes fueron una mezcla de tensión y anticipación para Meica. Con Rakkun y Lunaria fuera del camino, solo quedaba una última amenaza: Emikukis. Sabía que debía actuar rápidamente para asegurar que nadie más se interpusiera entre ella y Aquino.

Meica estudió cuidadosamente la rutina de Emikukis, buscando el momento perfecto para ejecutar su plan. Descubrió que Emikukis solía quedarse después de clases en el club de jardinería, cuidando las plantas del invernadero de la escuela. Era el lugar ideal: aislado y tranquilo, donde nadie las molestaría.

Esa tarde, Meica esperó pacientemente a que todos los demás estudiantes se fueran. Caminó hacia el invernadero con una determinación fría, su bolso conteniendo las herramientas necesarias para su plan final. Al llegar, la encontró sola, regando las flores con una expresión tranquila en su rostro.

-Hola, Emikukis -dijo Meica, entrando al invernadero.

Emikukis levantó la vista y le sonrió.

-Hola, Meica. ¿Necesitas algo?

Meica se acercó lentamente, su corazón latiendo con fuerza. Sabía que no había marcha atrás.

-Solo quería hablar contigo. Es sobre Aquino.

Emikukis dejó la regadera y se volvió hacia Meica, una expresión de curiosidad en su rostro.

-¿Qué pasa con Aquino?

-He notado que pasas mucho tiempo con él. -La voz de Meica era suave, pero sus palabras estaban cargadas de una amenaza implícita.

Emikukis frunció el ceño.

-Sí, somos amigos. Estoy tratando de ayudarlo con todo lo de Rakkun y Lunaria.

-No entiendes, Emikukis. Aquino es mío. Y no voy a permitir que nadie se interponga entre nosotros.

Antes de que Emikukis pudiera reaccionar, Meica sacó un cuchillo de su bolso. La mirada de horror en el rostro de Emikukis fue suficiente para que Meica supiera que su mensaje había sido entendido.

-Meica, por favor, no hagas esto. -La voz de Emikukis temblaba de miedo.

-Lo siento, Emikukis. Pero no me dejas otra opción.

Con un movimiento rápido, Meica atacó. El grito de Emikukis resonó en el invernadero, pero no había nadie alrededor para escucharla. Meica observó cómo su rival caía al suelo, la vida escapando de sus ojos. Se aseguró de borrar cualquier evidencia que pudiera incriminarla, limpiando cuidadosamente el cuchillo y guardándolo de nuevo en su bolso.

Al salir del invernadero, Meica se sintió eufórica. Finalmente, todas sus rivales estaban fuera del camino. Aquino era suyo y solo suyo. Pero mientras caminaba hacia la salida de la escuela, una figura apareció en la entrada del invernadero.

Era Aquino.

-Meica, ¿qué estás haciendo aquí? -preguntó, su voz llena de sospecha.

El corazón de Meica se detuvo por un momento. No había previsto que Aquino estuviera allí. Intentó mantener la calma, pero la preocupación era evidente en su rostro.

-Aquino, yo... solo estaba verificando algo en el invernadero.

Aquino se acercó, su mirada fija en Meica. Al ver la expresión en su rostro, supo que algo andaba mal. Empujó la puerta del invernadero y entró, encontrando a Emikukis en el suelo, inmóvil y sangrando.

-¡Emikukis! -gritó Aquino, arrodillándose a su lado.

Meica supo que su fachada había caído. Se acercó lentamente, su mente buscando desesperadamente una solución.

-Aquino, puedo explicarlo...

Aquino se volvió hacia ella, sus ojos llenos de ira y traición.

-¿Qué has hecho, Meica?

Meica dio un paso atrás, sus ojos llenos de lágrimas.

-Lo hice por nosotros, Aquino. No podía permitir que nadie se interpusiera entre nosotros. ¡Te amo!

-Esto no es amor, Meica. Esto es locura. -Aquino se levantó, su voz llena de repulsión.

La policía llegó poco después, alertada por los gritos de Aquino. Meica fue arrestada, su obsesión finalmente expuesta. Mientras la llevaban, sus ojos no se apartaron de Aquino.

-Lo hice por ti, Aquino. Todo lo hice por ti.

Aquino no respondió, su mirada llena de dolor y tristeza. Sabía que nunca podría entender completamente la oscuridad que había consumido a Meica.

Epílogo

Meica fue condenada por sus crímenes y enviada a una institución mental. Su obsesión por Aquino no desapareció, pero ahora, estaba contenida dentro de los muros de su celda. Cada día, recordaba su amor por él, un amor que la había llevado al borde de la locura.

Aquino, por otro lado, intentó seguir adelante con su vida. La pérdida de Rakkun, Lunaria y Emikukis lo afectó profundamente, pero encontró consuelo en saber que la justicia se había cumplido. Nunca olvidó a Meica, pero la recordaba como un triste ejemplo de cómo el amor puede transformarse en una oscuridad destructiva.

Y así, en medio de la oscuridad, Aquino buscó la luz, mientras Meica permanecía atrapada en las sombras de su obsesión.

Y así, en medio de la oscuridad, Aquino buscó la luz, mientras Meica permanecía atrapada en las sombras de su obsesión

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El amor puede ser bonito

Pero el "amor" de Meica era enfermizo

Un final donde Meica pierde...

Tal vez si cambiamos algo jeje...
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Final 1:Por qué lo hiciste?

Meica:Todo lo hice por ti, AQUINO

Amor en la oscuridad: Meica X AquinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora