Lunes, 08:30 am...
Mis compañeros de trabajo están preparando todo para la jubilación de nuestro jefe, ya cumplió con los años de servicio requeridos, y desde hace mucho tiempo me he callado este secreto, quien nos entregó a un grupo de compañeros y a mí al mismísimo infierno, no sé si ellos lo sabrán, pero callarse con esto es horrible, y más porque las cosas no son como las hicieron parecer; pero no solo eso, también como nuestro jefe manipulaba la verdad para afectar a los demás.
El acto fue simple, se hizo un compartir con todos los trabajadores y nuestro ahora antiguo jefe, realizaron una breve cantidad de discursos para despedir a nuestro jefe, donde mas de uno sé que fingió tristeza, nuestro jefe no era muy querido por todos que digamos, pues siempre aplicaba la táctica de Divide y Vencerás cuando notaba que alguien se llevaba bien en el trabajo, ya su jubilación estaba firmada no había vuelta atrás, y decir lo que me calle por mucho tiempo era una opción demás de viable pero no soy y nunca he sido así.
Cuando nuestro antiguo jefe se retira del edificio del Juzgado, toma su lugar como nueva jefa Eva, alguien muy capacitada para tomar ese puesto, buena persona, aunque a simple vista no se vea, o no sé si es porque como ella me dijo un par de veces que somos casi parecidas; aunque en cierta manera, no lo creo, tanto ella como mi antiguo jefe me humillaron, y son cosas que nunca se olvidan, no me mal entiendan, no soy rencorosa, pero hay momentos que nunca se olvidan y permanecen en tu mente para marcarte de por vida.
Me acerco al ahora despacho de Eva y toco la puerta para que sepan que hay alguien afuera, Eva abre la puerta y me deja pasar.
—Hola Monserrat, ¿Cómo estás?
—Muy bien ¿y usted? —Pregunto en respuesta, tratando de actuar de manera muy natural—.
—Algo, no sé cómo decirlo, preocupada con el nuevo puesto en el que estoy.
—Se lo merece, mucho más que cualquiera, y no lo digo para quedar bien. —Comento—.
—Dime Monserrat, si estas en mi despacho es porque necesitas algo ¿Qué es?
—Vengo a entregar esto. –Le entrego la carpeta donde está mi renuncia formal—.
— ¿Pero por qué? –Pregunta sorprendida al leer el contenido del papel que se encuentra en la carpeta—. Espero que no sea porque ahora estoy ocupando este puesto.
—Nada de eso. –Contesto tranquila y sonriente—. Usted me parece muy buena persona y es una muy buena líder, y me encantaría seguir laborando junto a usted, pero sencillamente no puedo porque me han aceptado en un trabajo muy bueno en la capital, además de que en la capital puedo realizar una variedad de post grado como usted sabrá...
—Tendrás un gran catálogo de dónde escoger, pero aquí también puedes. —Dice—.
—Sí, pero post grados en laboral y penal no son lo único que quiero, quiero post grados en materia familiar, civil, mercantil y demás, además de hacer un doctorado, quiero hacer sentir orgullosa a mi madre y familia. —Contesto—.
—Sabes que al firmar esto no hay vuelta atrás. —Me advierte, con el bolígrafo en la mano cerca de mi renuncia—.
—Lo sé muy bien, pero creo que es lo mejor, a pesar de todo, usted ha sido una gran persona con todos nosotros, y una gran maestra, y se lo agradezco mucho.
—Está bien, se te echara mucho de menos por aquí.
Eva firma mi renuncia y sé perfectamente que no hay vuelta atrás, entrego mi carné del Juzgado, pero entregarle mi renuncia, no es todo, también quiero hablar con ella de lo que paso hace tres y cuatro años atrás.
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Tengo que Admitir que Me Enamore de Ti
RomanceMonserrat termina su carrera en Derecho y toma una oportunidad en la Capital de su país para salir adelante, tratando de dejar atrás un oscuro y humillante secreto que paso hace años, en la Capital conoce a Adam, un chico atractivo, muy inteligente...