Son las seis de la mañana cuando me levanto por el resplandor, salgo a la cocina a hacer desayuno, y me encuentro a mi mama.
—Buenos días. —Dice mi madre sonriente—.
—Buenos días mami.
— ¿Qué tal dormiste? —Pregunta—.
—Bien, pero estoy algo sorda, Josué ronco toda la noche.
—Yo no ronco, eres una exagerada. —Dice Josué saliendo de la habitación—. Hola tía.
—Si claro. —Contesto—. Y yo no soy abogada.
—Muy chistosa.
Cuando Francisco se despertó el desayuno estaba listo, mi mama y Francisco nos dijeron a Josué y a mí que irían a comprar los pasajes de autobús y a comprar unas cosas, yo por en cambio, iba a ir a mi oficina, a firmar mi asignación y a conocer mi nuevo ambiente laboral, y trabajar un poco.
Cuando estoy lista, ni Josué, ni mi mama, ni francisco están, ya se habían ido porque iban a ir en metro, y tenían que salir temprano para hacer todo lo que iban a hacer.
Bajo a mi auto, y coloco en el GPS de mi teléfono la dirección de mi lugar de trabajo, cuando ya está trazado el camino enciendo el auto y manejo hasta mi trabajo.
En recepción pregunto por una amiga de la familia, es mayor, sí, pero ella le dice a mi mama y a mis tías, hijas, y a mí y a mis primos nos dice nietos.
Cuando aparece, me lleva a Recursos humanos donde firmo mi aceptación de mi cargo al nuevo trabajo, y luego me dirige a un despacho, solo tiene un escritorio, una silla de oficina y una computadora de mesa, además de un par de archiveros.
—Bueno, aquí trabajaras Monserrat. —Dice—. Dentro de poco te pasarán unos documentos que debes de revisar, no solo trabajaras conmigo sino con cuatro personas más, que creo que vendrán después, te dejo para que te instales.
Grecia sale del despacho y me pongo a dar un par de vueltas por el lugar, luego tocan a la puerta.
—Pase. —Digo viendo por la ventana, y al ver a la puerta me sorprendo es un chico muy guapo he de admitir, fornido, ojos color avellana, cabello oscuro, blanco, alto y un par de pecas en las mejillas—.
—Hola. —Dice el chico—. Mucho gusto, mi nombre es Adam Castillo. —Extiende su mano—.
—Lo mismo digo, Monserrat Mora. —Estrecho su mano—.
—Bienvenida. —Dice—. Me dijo Grecia que ocuparas este Despacho, mi despacho está a tres del lado izquierdo del tuyo.
—Perfecto. —Digo—. ¿llevas mucho trabajando acá?
—Más o menos. —Responde—. Antes de terminar la carrera era un simple asistente.
—Pero tienes experiencia de lo que se hace aquí.
—Sí, así es, si necesitas ayuda, ya sabes dónde encontrarme.
—Gracias, ¿hace cuánto te graduaste? —Pregunto—.
—Hace unos meses más o menos, ¿y tú?
—Un mes, antes trabajaba en un juzgado familiar de mi ciudad natal.
—Vaya. —Dice sorprendido—. Creí que serias de la capital, no tienes aire de venir de fuera, a menos que cuentes las regiones frías.
—Para nada, en mi ciudad con el sol que hace puedes incluso freír un huevo.
—Vaya. —Dice sorprendido—. Si necesitas un guía para la capital, aquí me tienes. —Se ofrece—.
—Gracias. —Contesto—. Pero he venido antes de mudarme, se dónde queda lo fundamental.
— ¿Estás viviendo alquilada? —Pregunta—.
—No, tengo mi departamento, lo comparto con mi primo.
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Tengo que Admitir que Me Enamore de Ti
RomanceMonserrat termina su carrera en Derecho y toma una oportunidad en la Capital de su país para salir adelante, tratando de dejar atrás un oscuro y humillante secreto que paso hace años, en la Capital conoce a Adam, un chico atractivo, muy inteligente...