2• Una corazonada

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"Nuestros caminos volvieron a unirse, pero la venda en tus ojos no te deja verme"
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La noche estaba fría gracias a la fina lluvia que había caído regalando un ambiente fresco a la cuidad, las calles como siempre estaban transitadas por personas, autos y algunos transportes de dos ruedas. A pesar de ser apenas las 6:31 PM el cielo ya se había vuelto totalmente oscuro siendo alumbrado por la débil luz de la luna que era cubierta celosamente por las nubes.

Cualquiera podía pensar que el panorama era ideal para tomar una taza de chocolate mientras se veía una película en la comodidad de una suave cama, y claro era el ideal para cualquiera menos para cierto felino que yacía mojado y temblando, no solo de frío si no también de miedo entre unas húmedas cajas de cartón en un callejón que servía solamente para tirar restos de basura y para uno que otro asaltante.

¿Pero como había terminado ahí?

Bueno, simplemente su ex-dueña, BluYi, le había dejado ahí después de que Edgard, su novio, intentará matarlo a golpes alegando que "era alérgico a los gatos y que no podía vivir con uno". Lamentablemente su dueña se había vuelto tan sumisa que solo pudo atinar a tomarlo en brazos y salir corriendo sin rumbo fijo de su casa para finalmente dejarlo solo.

Talvez no fue lo más sensato que se le ocurrió, pero estaba tan asustada que hizo lo primero que se le vino a la mente, y es que amaba tanto a su gatito que no podía permitir que Edgard lo asesinara, sabía que había sido una tonta en aceptar a ese hombre en su casa y permitir que moldeara todo a su antojo. Solo quería compañía y a alguien que fuera su compañero de vida, pero lamentablemente él no fue como ella lo esperó.

...…⁠ᘛ⁠⁐̤⁠ᕐ⁠ᐷ

— Perdoname-e — sozollaba mientras lo abrazaba por última vez —  Perdoname Nubecita... Y-yo no quería  esto... Y-yo...— sozollo dolorosamente dejando un besito en la cabecita albina— N-no puedo dejar que él te haga daño...—

— Miau— maullo sin entender del todo la situación rompiéndole más el corazón a la chica.

— Si, mi amor— sonrió débilmente — Debes quedarte aquí...A-alguien vendrá... te llevará a su casa ... y va a cuidarte mejor que yo...¿Si?— 

Trataba de convencerse a si misma de que era lo mejor, de que alguien iba a llegar y cuidaría bien de su Nubecita, aunque en el fondo le pesará la incertidumbre de saber que posiblemente solo eran deseos vacíos. Pero era eso o ver como Edgar lo mataba a patadas frente a su cara sin poder hacer nada para salvarlo.

— Q-quedate aquí — podio apartandolo de su cuerpo para esconderlo detrás de unas cajas— A-aquí estarás a salvo...— sorbió su nariz y con sus dedos acarició la tierna y delicada carita felina— Adiós mi bebé, espero que puedas perdonarme—

Y sin mirar atrás salió del callejón, corriendo entre lágrimas y con el corazón roto al escuchar como su Nubecita le llamaba en la lejanía, pidiéndole que no le dejará entre maullidos suplicantes. Pero ya había tomado una decisión, era eso o verlo morir.

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Su cuerpecito tembló cuando sintió la fría brisa chocar contra su mojado pelaje, se removió más en su lugar haciéndose bolita tratando de mantener el mayor calor posible. Llevaba más de tres días en ese lugar, no había comido nada desde esa noche y tampoco había intentado salir a buscar algo. Él no era un gato callejero por lo tanto estaba acostumbrado a su platito de croquetas, por otro lado, no era como que pudiera salir y cazar algo como cualquier otro felino ya que el ajetreo de la cuidad le asustaba en gran manera. Tener un oído muy agudo que permita escuchar diez veces cada sonido podia ser una desventaja en ciertas ocasiones.

¿Reencarnación? <Namjin>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora