CAPÍTULO 2

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CONTENIDO EXPLÍCITO

Este capítulo habrá +18, si no queréis leerlo me comentáis y hago resumen.

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Llegamos a las salas las cuales había comentado Pedri, tenía razón en la parte de que tenía llave por dentro. Tenía la sensación de ser el mal tercio, porque veía como la chica únicamente le prestaba atención a Pedri, la mayoría de las veces la he pillado mirando en su entrepierna.

- Ve entrando, ahora entramos- le dice el canario a la chica- oye Pablo, ¿estás bien?

- Pedri yo aquí sobro, la tia solo quiere contigo. Será mejor que me vaya- le digo girando para irme por donde había venido.

- No, hemos quedado en que lo haríamos juntos- me agarra de la muñeca y me acerca a él- quédate conmigo porfavor.

No podía negarme cuando Pedri utilizaba los ojitos de cachorro como lo estaba haciendo ahora, chantajista de mierda.

- Vale- dejé que me metiera en esa sala y cerró con llave.

- Joder- dice Pedri mirando a un punto fijo.

- ¿Qué, qué pasa?- pregunté preocupado.

El canario no dijo nada, simplemente me señaló hacía una parte de la sala, entonces lo entendí todo, la chica estaba con una lencería estirada en la cama en una pose demasiado sensual. La poca iluminación que había en la sala hacía que su cuerpo se viera mil veces mejor.

Veo como Pedri va quitando botón por botón de su camisa, yo me había quedado plantado en el mismo sitio sin saber qué hacer. El mayor parece darse cuenta, así que se me acerca y pone su boca en mi oreja.

- Déjate llevar Pablo- entonces sus manos están quitando uno por uno los botones de mi camisa.

Simplemente me deje llevar como Pedri me había dicho, cuando me quitó todos los botones, deslizó la camisa por mis brazos hasta caer al suelo. 

- Jamás me cansaré de admirar tu cuerpo Pablo- me dejó un beso en el lóbulo de mi oreja y se dirigió hacía la chica.

Me acerqué a ellos y en ese momento Pedri la está besando, recordé las palabras de dejarme llevar, así que me acerqué, y pasé mi lengua por el lateral de su cuello y succiono dejando chupetones por todo el cuello. El canario se cansa y baja a su intimidad mientras que yo empiezo a lamer sus tetas por encima de la lencería.

- Joder, no me puedo creer que tengo al mismisimo Pedri haciendo magia en mi intimidad y a Pablo Gavi entre mis tetas- escucho como Pedri rie y seguro que le metió el dedo por el gemido fuerte que sacó la chica.

Pedri se entretuvo un buen rato ahí abajo, la chica me empuja y caigo de culo en la cama, le iba a preguntar por qué había hecho eso, pero no me dió tiempo. Tenía su mano apretando mi erección por encima del pantalón y yo gemí.

Pedri levantó la mirada para verme, no sé por qué pero tener la mirada del canario encima de mi mientras le metía y sacaba los dedos me ponía más cachondo.

Paola metió la mano por dentro del bóxer y me masturbo de arriba a abajo, tenía la mano muy pequeña.

- Pedri estoy a punto- le dijo la chica.

- Dime, ¿qué quieres?- le preguntó con un tono demasiado sensual.

- A ti dentro de mi.

Pedri se levantó para coger un condón de la caja y ponerlo sobre su erección, y oh santísima, la polla de Pedri era enorme y la boca se me puso seca. No imaginaba a Pedri con tremendo pedazo de carne, cogió de la cintura a Paola y la giró para ponerla en cuatro.

- Mientras yo te follo, mete la polla de Pablo en tu boca- no sé de dónde sacaba la sensualidad el canario, pero mi erección se puso más dura.

La chica obedeció, me bajó los pantalones junto a los bóxers. Y tragó toda mi extensión, yo solo podía removerme en gemidos.

Pedri empezó con las estocadas, eran rápidas y duras, en ese momento supe que la chica iba a necesitar silla de ruedas, por la fuerza que está usando Pedri y por su tamaño.

La chica sacó su erección de mi boca para chillar, bajé mi mano a mi erección para bombear mientras miraba a Pedri concentrado en no correrse. El mayor debió notar mi mirada en él, porque su mirada conectó con la mía, jamás olvidaré el placer que sentí en ese momento. Pedri sonrió y bajó su mirada a mi mano, mis mejillas se calentaron al notar la mirada de Pedri, aumenté mi ritmo porque estaba cerca.

- Pedri estoy cerca- me había olvidado que la chica estaba con nosotros.

- Córrete nena- con su voz exploté, notaba mi semen manchar mi abdomen y seguí masturbándome mirando a Pedri.

Supe que la chica ya se había corrido porque estaba estirada en la cama permitiendo que Pedri llegará. Cuando llegó salió de ella, hizo un nudo al condón y lo tiró a la basura. Pensé que la noche terminaría ahí, que equivocado estaba.

Pedri cogió otro condón, se acercó y me lo puso por mi extensión, yo miraba incrédulo. 

- Te toca a ti Pablo- me guiño el ojo, cogió a Paola por la cintura y la sentó encima de mi- cuando termines sales de aquí- le dijo Pedri a Paola. La chica asintió.

Cuando Pedri salió por la puerta la chica tomó mi erección con su mano, la alineó con su entrada y se sentó encima. Los dos gemimos en respuesta, el hecho de que me haya corrido una vez, no daba para aguantar mucho.

Agarré su cadera y guíe sus movimientos, estaba prácticamente saltando encima de mí y no tardó en correrse. Al notar sus paredes apretando mi polla me corrí por segunda vez en la noche.

La chica salió, cogió sus cosas y salió de la habitación tal le había dicho Pedri. Yo necesitaba unos minutos para bajar del éxtasis. Saqué el condón, le hice un nudo y lo tiré por el suelo.

No sé cuánto tiempo pasó, pero la puerta se abrió dejando ver a Pedri con dos toallas.

- ¿Cómo estás?- me preguntó acercándose.

- Estoy muerto, me he corrido dos veces en una noche-dije con una sonrisa débil en la cara.

El mayor se ríe, deja las toallas al lado encima de la cama y pone un brazo debajo de mis piernas y el otro en mi espalda.

- Pedri, ¿qué haces?- pregunté cuando me levantó de la cama.

- Vamos a la ducha, que estamos asquerosos.

Flipé con la fuerza que tenía el canario con levantar mi cuerpo, me llevó hasta un baño que había en la sala y me sentó en el retrete mientras abría el grifo.

- ¿Serás capaz de ducharte solo?- me preguntó sacando un pelo que tenía en la frente.

- Si, no te preocupes. Oye, ¿y Paola?- pregunté con curiosidad.

- Se ha ido, me ha dado su número.

- Vale.

- Te dejo solo, estaré afuera- pero antes de que se vaya le agarré de la muñeca- ¿qué pasa Pablo?

- ¿Estamos bien, no? Es decir, ¿nuestra amistad sigue igual?- tenía miedo de que con el trío hubiese pasado algo.

- Obviamente Pablo, no ha cambiado nada- pero no sé porque yo sabía que no, nos hemos corrido mirándonos el uno al otro. Normalmente se corre mirando a la chica, ¿verdad?

- Claro- le solté y salió por la puerta dejándome con mil dudas.

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