CAPÍTULO 23

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CONTENIDO EXPLÍCITO:

Nos estábamos besando sin prisas durante unos segundos, nos separamos por falta de aire y pude ver que el menor tenía las pupilas dilatadas y se le marcaba una erección, no pude evitar picarle.

- Vaya, con unos besos ya estás como una moto- me pegó en el pecho- no me imagino cuando estés dentro de mí- me besó para callarme.

- Llevo cachondo desde el momento en que me has dicho que quieres que hoy yo te folle- me mordió el labio inferior y me besó con más pasión. Su lengua pedía acceso para conectar con la mía, abrí la boca y entró. Se separó y me miró con mucho amor- Pepi, si en algún momento quieres parar- me acarició las mejillas- dímelo y no te calles que lo voy a entender- le besé con suavidad, sabía que él no me forzará a hacer nada- prométemelo.

- Te lo prometo- me levanté y me senté encima de su entrepierna, el menor me miró con lujuria. Sonreí y empecé a moverme en círculos, el sevillano tiró la cabeza atrás y soltó un gemido que fue música para mis oídos. Sus manos apretaron mi culo para ayudarme con los movimientos, mi erección se empezaba a formar y la suya está entre mis nalgas separados por mis pantalones. De un momento a otro el menor nos giró y ahora estaba debajo de él, se coló entre mis piernas y mientras me daba pequeños besos por todo mi cuerpo, presionó su erección contra la mía, ante el contacto solté un gemido y Pablo sonrió en respuesta.

Empezó un vaivén de caderas desesperadas, lo único que podía hacer era gemir. Levanté la mirada y me encontré con el sevillano mordiéndose el labio con su mirada fija en nuestras erecciones, cogí su barbilla con mi mano para que me mirara. Subió la mirada y lo besé, no era un beso calmado, sino uno que demostraba lo desesperados que estábamos. Se separó para poder gemir y noté una gota preseminal caer de mi polla, entonces supe que estaba a punto de correrme, así que empujé al menor y cayó de culo mirándome con el ceño fruncido.

- Perdón amor- cogí el bote de lubricante- pero estaba a punto de correrme y todavía no quiero, quiero correrme con tu polla en mi interior- Pablo cerró los ojos y soltó un jadeo al decir esas palabras.

- Me vuelves loco Pedri- se acercó y me empujó el pecho para caer de espaldas en la cama. Cogió el bote de lubricante y puso una buena cantidad en sus dedos- ¿estás seguro?- asentí, me levanté de la cama para quitarme los pantalones junto el bóxer y la camisa, y me volví a estirar. El menor tenía la mirada puesta en mi entrada, mis mofletes se coloraron pero en ningún momento me sentí incómodo. Agarré su muñeca y la guié a mi entrada, me miró y asentí con la cabeza.

Noté como sus dedos esparcen el lubricante por mi agujero y me estremecí, se me puso la piel de gallina. No hizo nada más, esperó el tiempo que yo necesitara para procesar lo que estaba a punto de pasar, agradecí eso. Me daba pequeños besos por toda mi cara y jamás me he sentido tan querido. Agarré del cuello de su camisa para acercarle y besarle, era un beso lento. Quería transmitir lo querido que me sentía y quería que él se sintiera igual, pareció entenderlo porque deslizó con tranquilidad sus labios.

- Amor- me miró y sonrió por el mote, joder, nunca me cansaré de ver su sonrisa- ya puedes- hizo un beso esquimal y me encantaba lo delicado que estaba siendo. Apretó su dedo sin llegar a meterlo, suspiré y asentí mientras le miraba.

Entró la punta y cerré los ojos, pero acariciaba su brazo intentando decir que estaba bien y podía seguir. No siguió metiendo, simplemente movía la punta en círculos para que pudiera familiarizarme con la sensación.

Después de unos segundos abrí los ojos y asentí, mordió su labio mientras entraba su dedo poco a poco, notaba como en cada movimiento que hacía me abría más, no dolía porque estaba relajado con el hombre que tenía enfrente, pero era raro. No desagradable, solo raro. Cuando llegó al fondo solté un jadeo, el menor me besó toda la cara y no movió el dedo.

Verdades ocultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora